Una de las marcas de Jesús como Mesías es la identificación que Juan el Bautista hizo de él (Juan 1:29-34). Aunque muchos no estén al tanto, Juan el Bautista era un nazareo procedente de los levitas, de familia sacerdotal y dedicado a servir a Dios de manera especial desde su nacimiento. Era hijo de Zacarías, un sacerdote levita que servía en el templo por el tiempo en que Jesucristo nacería, y hasta su propio nacimiento fue un hecho milagroso.
Juan el Bautista era reconocido entre los judíos de su día como una persona con autoridad, al menos en su nazareato y en sus mensajes. El propio ángel Gabriel le había anunciado a Zacarías sobre el nacimiento de Juan el Bautista y le dijo la importante misión que él cumpliría, y luego se apareció a María y le habló sobre el nacimiento de su hijo (Lean el capítulo 1 de Lucas que contiene la historia completa). Muchos fariseos iban para ser bautizados en agua por él. Pero no consideraron su identificación de Jesús como Mesías.
Al tiempo en que María debía realizar la purificación postparto en el templo, había un judío muy anciano al que se le había anunciado que vería al Mesías antes de morir. Cuando vio al niñito se le reveló que era él el Mesías. (Luc.2:25-35) Luego una profetiza judía muy anciana, Ana, que estaba presente vió al niño y comenzó a hablar sobre su misión (Luc.2:36-38).
En los tiempos en que iba a nacer Juan y luego Jesucristo, la aparición de un ángel con un mensaje divino u otro tipo de revelaciones procedentes de Dios o la palabra de un profeta, eran situaciones que casi no se veían. Estos anuncios procedentes de Dios eran conocidos seguramente por los propios judíos, pero ellos los desoyeron o les dieron muy poca importancia. Estaban demasiado ocupados en otras cosas como para darse cuenta de la importancia de estas cosas extraordinarias que estaban sucediendo en esos días.
2Tim.3:13 (...) los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.
Dan.11:33 Y tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos. (...)
... 12:10 Muchos se limpiarán y se emblanquecerán y serán refinados. Y los inicuos ciertamente actuarán inicuamente, y absolutamente ningún inicuo entenderá; pero los que tengan perspicacia entenderán.