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La Humanidad en la Prehistoria, en la Antigüedad, miraba la inmensidad del Universo que tenía sobre su cabeza y creía que la lluvia,
el sol, la luna, las estrellas, eran dioses y los adoraba; que la tierra era plana y tenía forma de una horma de queso, etc.

En las eras sucesivas fue despertando su curiosidad su sed de conocimiento y trascendencia, y fue investigando y teorizando, llegando
a descubrimientos y desarrollando las ciencias.

Y surgió la tecnología, y la tecnología ayudó a la ciencia a avanzar, y avanzar, y avanzar. En la actualidad, naves espaciales cada vez
más sofisticadas salen en viajes al espacio exterior y traen de regreso datos y materiales de planetas, asteroides, etc.

Las naves, no tripuladas o tripuladas, cada vez viajan a mayor velocidad y a distancias que el hombre prehistórico ni podía imaginar.
Sólo es cuestión de tiempo que nos lleguemos a encontrar con otras civilizaciones, que serán más o menos desarrolladas que la nuestra.

La sed de aventura, la curiosidad, el deseo de conocer y aprender, la posibilidad de encontrar vida inteligente, el interés de supremacía
de algunos países; esos son los motores de las naves, tripuladas y no tripuladas, que viajan al espacio exterior.

La luna, los planetas, nuestra galaxia, otras galaxias, y... iNada nos detiene!
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