No me voy a referir a este caso especifico ya que desconozco las leyes, pero sí con respecto a la edad.
Pienso que el ser octogenario no es un atenuante, sino un agravante.
El ímpetu juvenil impensado e irresponsable, debe ser más perdonable, que el que sabe muy bien lo que hace y a lo que se enfrenta.