Iniciado por
Eli_yahu
Los enemigos de los testigos sí que dan pena. Verlos como se esfuerzan por atacarnos, su ansia insaciable de querer destruirnos ... pero su total impotencia, y el nivel tan bajo al que llegan en su desespero. Creen que son fuertes y que nos hacen daño en su interior ... pero la realidad es que nosotros no nos rebajamos a su nivel porque somos diferentes, y realmente queremos agradar a Dios. Son como perros que ladran a caballeros andantes que van montados en sus caballos. Más nada.