1*Cor. 11:3-10: “La cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez la cabeza de la mujer es el varón; a su vez la cabeza del Cristo es Dios.* Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza su cabeza*Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles.”
Cuando la mujer cristiana lleva en la cabeza una cobertura en ocasiones apropiadas, eso es prueba de su respeto al arreglo de jefatura que fue instituido por Dios. Cristo respeta la jefatura teocrática; el hombre y la mujer están obligados a respetarla también. El primer hombre, Adán, no fue traído a la existencia mediante nacer de una mujer, sino que fue creado por Dios. Cuando Dios creó a Eva, utilizó como base una de las costillas de Adán, y declaró que la mujer había de ser ayudante de Adán. Así, al hombre, que fue creado primero, se le asignó la posición de cabeza. El hombre no lleva una cobertura sobre la cabeza cuando “ora o profetiza” porque, respecto a jefatura, el hombre es “la imagen*de Dios”, pues no tiene un cabeza terrestre en lo que toca a los asuntos de su familia. Sin embargo, la mujer mostraría falta de respeto a la posición que Dios le ha asignado al hombre, y lo avergonzaría, si ‘orara o profetizara’ sin llevar una cobertura sobre la cabeza. Hasta los ángeles, que son miembros de la organización celestial de Jehová asemejada a una esposa, observan la “señal de autoridad” que llevan las mujeres cristianas fieles, y esto les recuerda su propia sujeción a Jehová.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)