Avances en medicina transfusional
I. Introducción
Araceli Malagón M*El desarrollo de la medicina transfusional en lo referente
a la producción de componentes sanguíneos se puede
definir en cuatro generaciones como atinadamente lo ha
descrito Mc. Cullough a través de los años.
La primera generación de componentes sanguíneos
correspondió a la obtención de los concentrados eritrocitarios,
plaquetarios, y plasma a partir de las unidades
de sangre total, la segunda generación giró alrededor del
desarrollo de los separadores de células sanguíneas y
equipos de aferesis para la obtención de componentes
sanguíneos, la tercera involucró el uso de células progenitoras
de médula como un componente sanguíneo y la
cuarta y “actual” generación, se caracteriza por un gran
avance tecnológico y científico con producción de componentes
sanguíneos complejos , nuevas opciones de la
terapia de componentes sanguíneos a través del uso de
células progenitoras hematopoyéticas de medula ósea,
de sangre periférica o de cordón umbilical y del aislamiento
y cultivo de estas células para incrementar su
número, activarlas o inducir su maduración así como
también la inmunoterapia adoptiva, en que las células
mononucleares de sangre periférica son manipuladas y
posteriormente transfundidas para alterar o incrementar
la función inmune en el paciente.
A pesar de esto, muchos son los aspectos que
todavía tienen que ser valorados en relación a los
efectos adversos a la transfusión, lo cual abre un panorama
inmenso con diferentes caminos de investigación
que posiblemente en algunos años nos lleve a los
sustitutos sanguíneos.
En las siguientes líneas se abordarán los avances
que en medicina transfusional ha tenido nuestro país,
continuaremos mendionando la experiencia del grupo
Español de Barcelona, hablaremos a continuación de la
creación del Banco de Tejidos y finalizaremos con un
aspecto sumamente controvertido que se encuentra en
proceso de evaluación sobre los aspectos de inmunomodulación
y transfusión.

Del Banco de Sangre a la medicina transfusional Antonio Marín-López** La historia de la sangre se remonta a la antigüedad y subyace en la historia de la medicina y de la civilización. La sangre ha evolucionado de los aspectos mágicos a los biológicos, jugó un papel importante como “material estratégico” en la primera y segunda guerras mundiales. El paso de la sangre a su comercialización seguramente lo propició el fraccionamiento del plasma por Cohn, en Harvard. Con esto “nacieron” los bancos de sangre comerciales1 a pesar de los esfuerzos de la Cruz Roja por la donación altruista de sangre. En América, desde su creación por Fantus,2 el denominado “Laboratorio de Conservación de la Sangre” por su función de depósito y extracción de sangre recibió el nombre de “Banco de Sangre” (BS), el cual da la idea de atesoramiento y tráfico monetario, aunque con el tiempo generó la costumbre, tradición e inercia de tener exclusivamente un papel de receptor, preparador y distribuidor de la sangre y sus componentes, vigente hasta la fecha. La vulnerabilidad y el gran potencial diseminador de enfermedades resultado en parte de este sistema BS se hizo manifiesto en los años setenta con la aparición del virus B de la hepatitis (VHB) y se consolidaron las dimensiones devastadoras de este potencial en la era del VIH/ SIDA y del Virus C de la hepatitis (VCH). Este término (BS) deja implícito su cualidad de atesoramiento y repercutió en el profesional que dirige el banco de sangre ya que en la mayoría de los casos éste no interviene en la indicación de qué, cuánto, cómo y quién(es) debe(n) recibir las transfusiones de sangre o de sus componentes ni tampoco tiene injerencia en la vigilancia durante la transfusión y en el periodo posterior a ella. Sin embargo, a la sangre y sus componentes se les ha colocado en la categoría de sustancia terapéutica, sin que sean vigilados y controlados como el resto de los medicamentos. Esto coloca a los bancos de sangre en una situación de gran desventaja y vulnerabilidad en el marco de la medicina asistencial. Como si esto último fuera poco, la situación de los Bancos de Sangre en la mayor parte de los países en vías de desarrollo presentan una situación desoladora,3 los espacios físicos no son suficientes, ni adecuados, ni operativos, tampoco tienen a los responsables idó- neos. Generalmente no tienen el personal técnico, médico y paramédico en cantidad y de la calidad ideal y tampoco existen recursos suficientes para mantener, permanentemente capacitado a dicho personal. Todo esto hace que los Bancos de Sangre en países subdesarrollados sigan siendo en muchos casos sólo departamentos de recepción y entrega de productos con poca participación de los(as) responsables como interconsultantes para el uso racional de la sangre y sus derivados por la “exigencia” de quien “solicita u ordena” los componentes sanguíneos. Sin embargo la situación de México es singular con relación al resto de AméricaLatina, ya que desde 19874 la nueva Ley General de Salud terminó con la compra-venta de la sangre, que se hacía desde la fundación en México del primer Banco de Sangre en 1925, en donde la primera transfusión de sangre oficialmente reconocida se practicó, en el Hospital General de la ciudad de México por el Dr. Abraham Ayala González y si bien el primer donador de sangre fue el Dr. Roberto Alfaro Trejo, quien lo hizo en forma altruista, desde su inicio la sangre transfundida en México, se obtenía en gran proporción de los mal llamados “DONADORES PROFESIONALES”, recordemos que la donación no es una profesión, es un acto de voluntad. Este parte aguas en la Salud Pública de México, fue el resultado de haber encontrado en 1986, una elevada prevalencia de marcadores serológicos al VIH en la población de donadores profesionales,4-5 como consecuencia se presentó infección iatrógena de estos donantes en los bancos comerciales de plasmaferesis.6 Dicha práctica fue abolida en nuestro país desde mayo de 1987. Esta acertada medida permitió abatir de manera muy eficiente los casos VIH/SIDA asociados a transfusión sanguínea, que fue la primera causa de SIDA en mujeres en la primera década de la epidemia en México.7-8 Con esta nueva actitud se creó en 1987, el Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea (CNTS) y a partir de 1988 se inició la creación de los 31 Centros Estatales de la Transfusión Sanguínea (CETS) actualmente, 8 estados de la República Mexicana cuentan ya con 13 Centros Regionales de Transfusión Sanguínea (CERTS), estos últimos cubren ya algunas entidades federativas del país. También se inició la integración de los Comités Interinstitucionales de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional (CIBSyMT) y los Comités Estatales Interinstitucionales de Bancos de Sangre y Medicina Transfusional (CETBSyMT) así como los Comités Hospitalarios a nivel Nacional con la misión y visión de impulsar la donación altruista, el uso racional de la sangre y sus componentes y crear el sustento para la creación de un nuevo concepto: La Medicina Transfusional (MT), que demanda de un profesional de la salud con una preparación específica que conozca aspectos de inmunohematología, aferesis, alternativas de transfusión10-11 medicina y cirugía sin sangre(alternativas aceptadas por los Testigos de Jehová), transfusión autóloga en todas sus modalidades, criopreservación celular y todas sus aplicaciones clínicas, de tal forma que funja como interconsultante, auditor y educador de la materia para proporcionar sangre segura a México.12 Con la necesidad de un nuevo médico especialista, se logró en 1999 la estructuración de la subespecialidad en Medicina Transfusional, si bien aún incipiente han sido cinco los subespecialistas egresados de esta “nueva” rama de la medicina. Ellos encabezarán las Unidades de Medicina Transfusional término que sustituirá seguramente muy pronto al término “erróneo” de Banco de Sangre. En el surgimiento de esta nueva subespecialidad en el país, la participación de la Secretaría de Salud ha sido fundamental para establecer la vinculación con los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS). Estos organismos impulsaron la capacitación del personal de los Servicios de Transfusión con la puesta en marcha de uno de sus programas prioritarios, programa básico e integral sobre “Sangre y componentes seguros” a través de un Programa de Educación a Distancia (PED),9 programa que actualmente se encuentra en México avalado en forma inicial por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, quien en forma conjunta con el CNTS han puesto en línea (vía internet) dicho programa que, estamos seguros, pronto se extenderá a toda Latinoamérica

El avance en esta materia es resultado de la ciencia y en ello no tiene nada que ver la doctrina fantasiosa de los testigos de jehová, porque, como podemos leer en este artículo, aún esta en desarrollo.- La cuestión religiosa es otra cosa, ¿a cuántos inocentes no han mandado al matadero estos fanáticos por su terquedad.

EN EL NUEVO TESTAMENTO NO EXISTE NINGUNA PROHIBICION DE TRASFUNDIR SANGRE NI DE OTRO TIPO.