Una vez en un enfado adolescente con mi madre, no lograba calmarme y sólo me dispuse a caminar y caminar hasta que se me pasara, fui capaz de llegar desde casa de mis padres hasta casa de mis abuelos, no sé qué tanta distancia sea pero hice fácil las dos horas de ida, lo que duró el regaño de mi abuela y las dos horas de regreso, el retorno fue más tranquilo. Recuerdo que los tenis me hicieron unas ampollas terribles! Hasta allá fui capaz de llegar por afrentosa, pero no lo vuelvo a hacer.