No ha terminado aún el recuento de los votos de las elecciones en Cataluña, pero los resultados que se han obtenido cuando estas líneas escribo indican claramente quién las ha ganado. Aunque en realidad debería escribir “quien las ha perdido”. El independentismo logra una mayoría absoluta y Ciudadanos se establece como primera fuerza. El gran perdedor es el PP. Mejor dicho: sus corruptelas y la aplicación del artículo 155.
La participación ciudadana en los comicios a la hora de escribir el aporte ronda el record histórico, del 82%. Tal es así, que la prensa y medios de difusión internacionales se hacen eco de la masiva afluencia a las urnas. Lo que viene a significar una ruptura con las políticas hasta ahora existentes. Es decir, el rechazo a la corruptela, clientelismo, falta de transparencia, sobornos, intervención de los partidos en la Justicia ¡Darle un rotundo No al PP!
El Independentismo, del que se decía eran unos pocos es repito, el autentico vencedor. Las grandes manifestaciones realizadas en Cataluña no hace tantos meses eran un aviso. Pedían los independentistas en aquellos días, la celebración de un refrendo no vinculante. Lo más probable es que de haberse realizado hubiese salido la continuidad en España, por amplia mayoría de los votantes. Aunque las estadísticas no son muy de fiar, tanto las agencias españolas como las extranjeras vaticinaban esos resultados.
Prensa y televisión del mundo se han hecho eco de los sucesos del 1-O. Las medidas desproporcionadas de las cargas policiales se han visto en todo el mundo. Los transportes de policías y guardia civil a Cataluña en barcos con dibujos de Walt Disney, motivo de jolgorio mundial y humillación para los agentes ¡Improvisar del Ministerio!
Puigdemont en busca y captura marcha a Bélgica. El Gobierno reclama la extradición a España. Un tira y afloja, que cesa con la determinación por parte española, del cese de la busca y captura. El único requisito impuesto a Puigdemont es su exilio fuera del país ¿Qué hay verdaderamente tras de todo esto?
La mascarada del 1 Octubre fue un aviso del hastío de la sociedad catalana. Una parodia que tenía por fin el llamar la atención contra el régimen de saqueos. Iba dirigido, tanto hacia determinados políticos catalanes como del resto de España. Es imposible que tanta gente como intervino en su puesta en marcha creyesen de verdad en el juego .Otra cosa es, que muchos de sus actores deseasen de verdad el Independentismo. El numero de estos últimos irá creciendo cada vez más ¡Debemos cambiar de forma de pensar1