¡Me encantaría visitar Mexico! Mas que nada, las culturas prehispánicas. Visitar las ruinas de aquellos colosos que fueron los constructores de pirámides. Ver desde el Palacio del Virrey la ciudad de Nuevo Mexico tendida a mis pies. Tener una amante de rasgados y negros ojos, que me confortara en el hastío de mis noches. Deleitarme con las cosechas de sus vinos californianos. Nectar divino que hace famosa a California, nombre tomado del libro de caballería "las Sergas" escrito por Montalvo.
!Estoy seguro de que soy la reencarnación de "La Serpiente Emplumada"! Digo esto porque en sueños me veo en la cúspide de los escalones del altar de sacrificios. Arranco el corazón de muchos "gilipuertas" y levanto los brazos en alto saludando a los dioses, mis compañeros.
¡Soy de sangre divina! Me ofrecen sacrificios humanos, mas yo los rechazo. Prefiero jóvenes vírgenes, que jueguen conmigo al parchís. A veces me ofrecen pulque. Bebida de gente mísera que no va con mi deidad. Bebo de ese vino californiano que me parece mas apetitoso que la sangre derramada y que además deja mancha. Más no se tome esta afirmación como soberbia. Ya he dicho antes que mi divinidad desciende al punto de jugar con esas núbiles de pechos de manzana que he señalado.
¿Qué me ocurre? Siento en mi sien la pedrada arrojada contra mi hermano Moctezuma. Me parece entrever el rostro del odiado Cortes en el caos de mis sueños. Oigo una voz de trueno venida del Más Allá , que me dice:
¡A ver si espabilas! Hay que fregar los platos hoy y no mañana..¡Porca miseria!