El día de salida de la expedición, ha sido el 25 diciembre. Fecha en que la Cristiandad celebra el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. El año es el de gracia de 1518. Los que me leyeren en la posteridad deberán de tener en cuenta, que Su Santidad el papa Gregorio Xlll, cambiara en 1582 el calendario.
Las corrientes marinas han desviado nuestro rumbo en algunos grados. Rectificamos y variamos dirección hacia la costa. La idea es la de continuar la exploración de tierras que dejó inconclusa Hernández de Córdoba y proseguir por la zona oriental de Yucatán. En realidad, lo que se busca es un estrecho entre esta masa de tierras, que nos comunique con el Oriente.
Nuestro gobernador, Diego de Velázquez escribió hace cuatro años (1514) una carta a la Majestad del Rey Fernando, para informarle de que por noticias obtenidas de los indios se tiene constancia de que existen otras islas cercanas a Cuba, a una distancia de cinco o seis días de navegación. Movidos por el deseo de riqueza al que se disfraza de celo evangelizador, tres ricos españoles asentados en la villa cubana de Sancti Spiritu organizan expedición para capturar esclavos y descubrir nuevas tierras. Para que sea la Historia y las generaciones venideras quien juzgue los hechos daré los nombres de los que formaron sociedad: Francisco Hernández de Córdoba, Lope Ochoa de Caicedo y Cristóbal Morantes.
Sé que en tiempo futuro se enjuiciará sobre la esclavitud y la Conquista de América. Ya he advertido antes, que revestido como estoy por el poder clarividente que me causo la visión de LA ESTRELLA FUGAZ, nada puedo opinar sobre el tema. Lo único que puedo reseñar son acontecimientos históricos que toda persona puede saber, con tal de que escudriñe en los libros de Historia. Así diré, que el primer desembarco de esclavos negros en Cuba tuvo lugar en el año 1518. Reinaba el Emperador Carlos V que recibe carta de Fray Bartolomé de las Casas. En ella se exponen los argumentos de fortaleza y mayor rendimiento de los negros frente a los aborígenes. El que no se aboliese la esclavitud se debe a la Escolástica, que recoge el pensamiento de Aristóteles. En el caso concreto de la esclavitud americana bien claras están las posturas de fray Bartolomé de las Casas y de Ginés de Sepúlveda. ES decir, la de dominante y la de dominado.
¡Divago y me aparto del tema! Esta mañana he vuelto a ver a Juan Díaz en cubierta. Acercándose, me ha tratado como igual. Me da algunas impresiones sobre su viaje y me comunica que en otra nave viaja el también cronista, Bartolomé de las Casas. Está secretamente celoso de su competidor y me habla de su iniciada crónica. No es preciso que diga nada mas al respecto. En mi mente aparece este trozo de lo poco que hasta ahora lleva escrito: “…hallaronse presentes en Santiago de Cuba donde residía Diego Velázquez; un Juan de Grijalva, y un Alonso Dávila, y Francisco de Montejo y Pedro Alvarado, que habían ido a ciertos negocios con el gobernador porque todos tenían encomiendas de indios en la misma isla y eran hombres principales. Juan de Grijalva decidió Velázquez fuese Capitán General y que Alonso Dávila viniese por capitán de un navío y Pedro Alvarado de otro y Montejo de otro, por manera que cada uno de esos capitanes puso bastimentos y malotaje de pan de cazaba y tocinos, y Diego Velázquez puso los cuatro navíos y cierto rescate de cuentas y cosas de poca valía y otras menudencias de legumbres y que el indio Julianillo ( Recordad lo escrito expedición anterior) que llevamos de punta de Caloche decía había oro..”
Tras breve platica (En lugar de conversación o charla ¡Así se da más ambiente caribeño!) despido al buen fraile. Mis ademanes y forma de expresión han delatado mis conocimientos de lectura. Pondré más celo en que no descubra mi condición de morisco tornadizo y tratare de no ser tan monotono en la descripción de lo que sigue de viaje, como lo ha sido este aporte