Lunes 1 de enero
Luchen tenazmente por la fe
(Judas 3).
La espera de la joven ha terminado: por fin su padre regresa de la batalla, sano y salvo, y ella sale corriendo a recibirlo. Está muy contenta porque han vencido al enemigo. Pero en vez de unirse a los cantos y danzas de su hija, él rasga sus vestiduras manchadas por la batalla y, con el corazón roto, exclama: “¡Ay, hija mía!”. Entonces le dice algo que cambiará la vida de la joven para siempre, que acabará con sus sueños de tener una vida como la de cualquier otra mujer. ¿Cómo responde ella? Sin dudarlo, anima a su padre a cumplir la promesa que le hizo a Jehová. ¡Cuánta fe demuestra su respuesta! Está segura de que obedecer a Dios siempre será lo mejor, sin importar lo que él le pida (Juec. 11:34-37). Su padre se siente muy orgulloso. Sabe que a Jehová le alegra que ella quiera apoyar su decisión. Jefté y su hija confían en Dios y en su manera de hacer las cosas, aunque a veces no sea fácil. Están seguros de que cualquier sacrificio vale la pena con tal de complacerlo.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)