Pero los testigos de Jehova no son mentirosos
Una frase para el bronce.
Supongo que te refieres al votante, pues vota sin testigo.claro esta que nadie ve al testigo
Pero los testigos de Jehova no son mentirosos
Una frase para el bronce.
Supongo que te refieres al votante, pues vota sin testigo.claro esta que nadie ve al testigo
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
https://www.biblegateway.com/passage...ersion=RVR1995
16
Los cielos son los cielos de Jehová,
y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
17
No alabarán los muertos a Jah,
ni cuantos descienden al silencio;
18
pero nosotros bendeciremos a Jah
desde ahora y para siempre.
Los judíos recitan este salmo y otros en el pésaj o festividad que conmemora la supuesta liberación de los judíos del yugo de Egipto.
https://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%A9saj
https://www.enlacejudio.com/2018/03/...tica-de-pesaj/
Parece que has leído demasiado a Pablo últimamente...Pero hoy si, te mandare un par
no le tengas tanto miedo a tu esposa
el cabeza de la casa es el hombre.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
Vayan y hagan discípulos
de gente de todas las naciones,
enseñándoles (Mat. 28:19, 20).
Hay personas que están de acuerdo con nosotros
y otras que están totalmente en contra.
Sin embargo, pocos niegan que a los testigos de Jehová
se nos conoce por predicar.
Puede que nos hayamos encontrado
con personas en la predicación que,
aunque no comparten nuestras creencias,
nos respetan por la obra que llevamos a cabo.
Como sabemos, Jesús dijo que
las buenas nuevas del Reino
se predicarían en toda la tierra (Mat. 24:14).
Muchos grupos religiosos están convencidos
de que predican el evangelio o buenas nuevas.
Sin embargo, su labor suele limitarse
a dar testimonios personales, ofrecer servicios religiosos
en sus iglesias o emitir programas por televisión o en Internet.
Otros dicen que sus obras benéficas
o la labor que llevan a cabo en hospitales
y centros educativos son también formas de predicar.
--Pero ¿de verdad cumplen
el mandato que Jesús dio a sus discípulos
quienes hacen estas cosas?
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
Muchos grupos religiosos están convencidos
de que predican el evangelio o buenas nuevas.
Sin embargo, su labor suele limitarse
a dar testimonios personales, ofrecer servicios religiosos
en sus iglesias o emitir programas por televisión o en Internet.
Me recuerdas el cuento del gallego, que dice
"pos que mi virgen es más virgen que la tuya".
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
¿Debían adoptar los discípulos de Jesús
una actitud pasiva y esperar
a que la gente se les acercara? Por supuesto que no.
Después de resucitar,
se dirigió a cientos de sus seguidores y les dijo:
“Vayan, por lo tanto,
y hagan discípulos
de gente de todas las naciones,
bautizándolos, enseñándoles
a observar todas las cosas que yo les he mandado”
(Mat. 28:19, 20).
Como vemos, se espera que hagamos cuatro cosas.
Tres de ellas son:
hacer discípulos,
bautizarlos y enseñarles.
Pero ¿qué es lo primero que debemos hacer?
Jesús dijo:
“Vayan”. Un biblista comentó al respecto:
“El mandato ‘vayan’ es algo que
debe hacer cada creyente, sea que para ello
tenga que cruzar la calle o un océano” (Mat. 10:7; Luc. 10:3).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
Texto Diario jueves, 13 de diciembre de 2018
Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes (Is. 35:3).
Trabajar al lado de los hermanos nos une más a ellos. Hacemos amigos para toda la vida, y crece tanto su fe como la nuestra en las bendiciones que traerá el Reino de Dios. Cuando fortalecemos las manos de otros, los ayudamos a luchar con las circunstancias que los desaniman y a mantener su esperanza para el futuro (Is. 35:4). Por otra parte, hacer eso por los demás nos ayuda a estar convencidos de que recibiremos lo que Dios tiene preparado para nosotros. Así es, nuestras manos también se fortalecen. Cuando reflexionamos en todas las ocasiones en las que Jehová apoyó y protegió a sus siervos fieles del pasado, se fortalece nuestra fe y confianza en él. Por eso, si estamos bajo presión o nos enfrentamos a problemas, no dejemos caer las manos (Sof. 3:16). Más bien, acudamos a Jehová en oración y permitamos que su poderosa mano nos fortalezca y nos conduzca hacia las bendiciones del Reino (Sal. 73:23, 24). w16.09 1:16-18
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)