El fruto del espíritu es autodominio (Gál. 5:22, 23).
¿Por qué necesitamos cultivar autodominio? Veamos dos razones importantes. La primera es que las personas que controlan sus emociones por lo general tienen menos problemas graves. Para ellas es más fácil llevarse bien con los demás y evitar la cólera, la ansiedad y la depresión. La segunda razón es que resistir las tentaciones y controlar los malos impulsos es necesario para tener la aprobación de Dios. El pecado que cometieron Adán y Eva demuestra que esto es cierto (Gén. 3:6). Como ellos, muchas personas hoy sufren las terribles consecuencias de no tener autodominio. Los humanos imperfectos no podemos tener un autodominio perfecto. Jehová sabe que sus siervos nos esforzamos por dominar nuestras malas tendencias y quiere ayudarnos a lograrlo (1 Rey. 8:46-50).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)