En este foro de Internet, como en la mayoría de los foros de debate religioso que he conocido, pugnar por la unidad de las religiones es todavía visto con recelo.
Y es de esperar: muchos de quienes entran a un foro a debatir, entran con la ilusión de combatir y ganar al rival, como en un ring de box.
Curiosamente,
esto nunca se logra. Ningún réferi levanta la mano del ganador. No hay victoria ni por knockout ni por acumular puntos. Ningún testigo de Jehová se convierte en evangélico y ningún evangélico en testigo de Jehová. Lo único que se genera son heridas.
Y quienes se dan la vuelta por el foro como agnósticos o curiosos, se convencen que la religión no sirve para nada... sino para dividir.
Así ha sido por siglos. Jesucristo mismo afirmó que no vino a traer la paz sino la espada (Mateo 10:34). Él no fue el Príncipe de Paz predicho por los antiguos profetas de Israel. Los cristianos pronto comenzaron a combatir unos con los otros, tachándose de herejes. Y luego comenzaron a combatir al Islam y el Islam hizo lo propio combatiendo al cristianismo. Los judíos han padecido en manos de ambos horribles masacres.
Sin embargo, el Cristo predijo
un día futuro en que reuniría a todas sus ovejas, incluso las "otras" las que no eran de su redil, y que habría
"un solo rebaño y un solo pastor" (Juan 10:16)
Eso no sucedería en su tiempo, porque había sido enviado solo
"a las ovejas perdidas de la Casa de Israel" (Mat 15:24) Ocurriría en un tiempo posterior. Bueno, mis amigos: les comparto mi convicción de que
ese tiempo ha llegado.
El Cristo habló de un Día del Juicio en que los hombres serían juzgados NO por sus creencias doctrinales o disputas teológicas, sino por su capacidad para ver en cada ser humano al mismo Dios y tratarlo como tal (Mateo 25). Mis amigos: Ese Día ha llegado.
Jesús habló de
otro Enviado que sería un
Consolador para la Humanidad. (Jn 15:5-13). Ese Consolador ha llegado.
Mahatma Gandhi, al referirse a la Fe Bahai, la definió como un "solaz para la humanidad". (Bombay Chronicle, 1944)
Solaz significa según la Real Academia de la Lengua "
consuelo, placer, esparcimiento,
alivio de los trabajos".
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Dios ha estado preparando a la humanidad desde mediados del siglo XIX, se creen las condiciones económicas (libre comercio), culturales (difusión del inglés como lengua auxiliar, Internet y globalización del conocimiento, equidad de género, derechos civiles) y científicas para la instauración del Reino de Dios. Por supuesto, estas son condiciones que, aunque indispensables, son externas: el Reino de Dios solo puede establecerse una vez que Dios gobierne
en el corazón humano. Es decir, con un cambio espiritual, más allá de cualquier diferencia de ritos o formas externas en el ejercicio de la religión.
"Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo" (Romanos 14:17)
En los días de Pablo, se disputaba si para entrar en el Reino de Dios había que abstenerse o no del cerdo, o de la comida sacrificada a los ídolos, o circuncidarse, u observar ciertas fiestas, etc.
Pero Pablo predicó que en Cristo
"no hay judío ni gentil". sino un solo pueblo. (Gal 3:28,29)
Baha'u'llah predica ahora que en Dios (el Dios que adoró Cristo, y Moisés, y Mahoma) no hay judío, cristiano, o musulmán. El reino de Dios no es sino justicia, paz y gozo. En esencia, ser un seguidor de Baháulláh no consiste en profesar cierto credo o efectuar ciertos ritos, sino, como lo dijo su hijo Abdul Bahá, en "
amar a toda la humanidad".
En principio, quien es discípulo de Cristo (o testigo de YHVH), ya vive en el reino de Dios. Ya es su ciudadano. "Porque el Reino de Dios ya está entre vosotros" dijo Jesús a sus discípulos (Lucas 17:21).
El máximo deseo de Jesucristo, la petición más sentida que hizo a su Padre, fue
que sus seguidores fueran UNO ¿Saben por qué? porque
sólo así el mundo entero podría finalmente conocer a Dios y vivir en su reino.
"No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos, 21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. 22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: 23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí. (Juan 17:20-23)
La oración de Jesucristo en Getsemaní es clara: para que el mundo reconozca que Cristo ha sido enviado por Dios, quienes dicen creer en su Mensaje deben alcanzar
la perfecta unidad.
Esperanza y Porque25, Kimo y Eli, y Teheran deben ser
uno... simplemente porque los cinco afirmamos que creemos en las enseñanzas de Jesucristo y
los cinco estamos interesados en que el mundo crea que Dios lo envió.
Esperanza, Porque25, Kimo, Eli y Teheran deben ser uno porque los cinco reconocen que el amor de Dios hacia nosotros es
del mismo tipo que el que tuvo por el mismísimo Jesús de Nazareth (parte final del versículo 23)
Si el amor de Dios por nosotros es infinito, semejante al amor por su propio Hijo, ¿con cuánto amor deberíamos entonces tratarnos entre nosotros, aun si tenemos opiniones diferentes?
Y si nos amamos entre los cinco, ¿no habríamos de encontrar la manera (alguna, alguna manera) de contribuir juntos a que el mundo entero conozca a Dios y establezca su Reino?