Los tres hombres que acaban con Victoriano Huertas son Álvaro Obregón, que lucha en el Noroeste, Francisco Villa, en el Norte y Venustiano Carranza, eminencia gris de la Revolución.
En la biografía de Carranza encontramos que es hijo de Jesús, soldado que fue de Benito Juárez. Al retirase de la vida militar llegó a ser uno de los grandes terratenientes de Coahuila, estado fronterizo con los Estados Unidos. Venustiano es uno de los quince hijos que forman su descendencia. Como indique en “México Siempre” el niño que mas tarde seria “Primer Jefe” nació en el año 1859. Educado primero en Cuatro Ciénagas y más tarde en la capital del Estado, Saltillo, para pasar por último a la Escuela Nacional Preparatoria, de Ciudad de México. Es hombre versado en Historia que gusta de citar a Plutarco y Cervantes, así como la oratoria patriótica. Una enfermedad en la vista e impidió cursar la carrera de Medicina, como él deseaba ¡Entró en la política!
Casi se podría afirmar, que la Constitución de 1917 es la obra de Carranza. La derrota de los campesinos ocurrida en ese mismo año, tras la huelga obrera de 1916 señalan de alguna manera, la modernidad que entra con el siglo XX. La Constitución de 1857 quedaba obsoleta al no contemplar el derecho a la huelga, la existencia de organizaciones sindicales, duración de la jornada laboral y demás derechos de los trabajadores. Tampoco se contemplaba la expropiación publica en beneficio del interés común, que tantos quebraderos de cabeza traerían a México, por mor del capital extranjero invertido.
Con Francisco Villa derrotado en Celaya, quedaba Emiliano Zapata practicando su guerra de guerrillas, en Morelos. El primero es asesinado en su hacienda de “El Parral”. El segundo muerto a manos del coronel Jesús Guajardo, en una emboscada al parecer por orden de Carranza. El caso es que el crimen llevó consigo el ascenso al generalato ¡El lado feo de la contienda!
Es el tiempo en que se negocia con los EEUU la retirada de la “Expedición Punitiva”. Villa se había constituido en una amenaza al igual que ocurría con Zapata. Para más desgracia, Felix Diaz, el sobrino de D. Porfirio había vuelto a México para soliviantar los ánimos en Oaxaca, aunque en realidad el malestar reinaba en todo el país. Las masas se encontraban en la miseria mas absoluta. Los obreros recibían los salarios en dinero carrancista, que apenas tenía algún valor. Escaseaba la comida y los precios marcados en oro, no eran compatibles con esa moneda carrancista.
Cristalizaba este mal principalmente en Ciudad de México, donde se sumaba la inquietud laboral. Hasta ahora la “Casa del Obrero Mundial” estaba bien dispuesta hacia Carranza. Gracias a las intervenciones de su partidario Obregón se habían reunido “batallones rojos” para luchar al lado carrancista. A partir de mayo de 1916 y a causa de la desesperación y el descontento electricistas y tranviarios van a la huelga exigiendo salarios de subsistencia. Consiguen una pequeña subida, mas sigue bajando el valor monetario y se llega a una situación peor que la anterior. A finales de junio la federación de sindicatos del Distrito Federal convoca la huelga general. Queda paralizada la capital y Carranza ordena encarcelar a los cabecillas aplicándoles además la “Ley Juarez de 25 enero 1862”. ES decir la que se promulgo cuando la Francia de Napoleón lll atentaba contra la soberanía mexicana.
La ley, que en un principio estaba destinada aplicarla a los colaboradores con el enemigo, apenas daba resultado el hacerlo con los obreros en huelga. Visto lo cual, Carranza promulga un decreto aún más duro con pena de muerte a los incitadores en las fábricas y plantas industriales que desempeñasen servicio público. La ocupación por parte de las tropas de las centrales de obreros eléctricos, de hostelería y de la “Casa del Obrero Mundial” dio fin a la huelga. Uno de los cabecillas fue sentenciado a muerte.
A la sombra de estos hechos Obregón va gestando una política mas radical.