Faltó agregar la desidia, los prejuicios raciales y religiosos, la ideología, la tendenciosidad, el corporativismo de jueces y otros funcionarios. Además de las presiones políticas y sociales a las que están sometidos los jueces.
Que también son parte de la realidad, y que sí hace falta mencionarlo, porque parecería que algunos los desconocen.

Y esto por no mencionar el prevaricato, la colusión y la corrupción.