Porque25
En la actualidad, nosotros nos beneficiamos de las leyes que establecen los países. Por ejemplo, la Constitución de Estados Unidos —país donde se encuentra nuestra sede mundial— garantiza la libertad de religión, de expresión y de reunión. Eso quiere decir que en ese país los hermanos pueden reunirse libremente para hablar de temas bíblicos. También pueden enseñar a otras personas lo que han aprendido.
Tan solo hay registro de una ocasión en la que Jesús hiciera mención de César, aquella en la que estableció el siguiente principio: “Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”.
Jesús hizo esta declaración en respuesta a una cuestión sobre el pago de la “capitación” de los judíos al Estado romano. Por lo tanto, la pregunta tenía que ver con una ley implantada o práctica común, de lo que se deduce que ni la pregunta ni la respuesta se circunscribían a Tiberio, quien entonces estaba gobernando
“César” significaba o simbolizaba la autoridad civil
En consecuencia, las “cosas” de César eran el pago debido por los servicios que prestaba el gobierno civil, servicios por los que el gobierno exigía impuestos o tributo. A pesar de su prepotencia, el estado romano prestaba numerosos servicios a sus súbditos: la construcción de carreteras, un sistema de correos, el mantenimiento del orden civil y la protección contra los delincuentes. El pueblo pagaba estos servicios por medio de los impuestos. Y esto fue lo que subrayó Jesús al referirse a la moneda del César como “la moneda de la capitación”
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)