Jesús y sus discípulos estaban invitados a una boda en Caná de Galilea. Aceptaron la invitación, y Jesús hasta contribuyó a la alegría del momento, pues cuando se acabó el vino, produjo milagrosamente más y de la mejor calidad. Posteriormente, es muy probable que el vino sobrante lo consumieran el agradecido novio y su familia durante un tiempo.