Bueno...., si aprendes cuanto te ama Jesús, pues te dejaras de deprimir, ¿vale?
Date una excursión de senderismo subiendo a los santuarios más recónditos que estén en las cumbres de las montañas. Seguro que se te va la depresión con las bonitas vistas, y llegas arriba tan cansado que se te olvida deprimirte. Y luego entras en el santuario y vuelves a aprender cuanto te ama Jesús.