Otro ejemplo de quienes viven en el engaño, son personas que tienen enraizada en su mente alguna creencia falsa que los tiene comprometidos y les hace entender mal las Escrituras.

Por ejemplo, después que la Biblia terminó de ser escrita, los discípulos directos de Jesús y los que recibieron el espíritu santo en el primer siglo murieron, llegó una dirigencia sobre los grupos de cristianos que empezaron a filosofar sobre la persona de Cristo y la identidad de Dios. Ellos se inventaron una idea de que Jesucristo era igual a su Padre, y obligaron a la fuerza a que todos aceptaran aquella idea tan discordante con lo que se había estado predicando hasta ese entonces.

Eso formó parte de lo que Jesús había dicho cuando vivía: de que el enemigo del Reino sembraría cizaña dentro del trigo.

Las religiones que dicen ser cristianas en la actualidad, han heredado muchas de esas creencias y las defienden a capa y espada como si fueran ciertas. Cuando las personas sinceras buscan la verdad y leen la Biblia fuera de ese compromiso con las creencias que aprendieron llegan a darse cuenta que esas creencias son falsas.

Pero hay muchos que tratan de tergiversar las cosas que leen en la Biblia para que sus creencias sigan siendo verdaderas. Llegan entonces al punto en que ya no siguen en realidad las enseñanzas originalmente trasmitidas por Jesús y sus discípulos, sino que siguen y defienden enseñanzas de hombres ... y eventualmente se oponen con ferocidad contra los que desenmascaran con la mismísima Biblia esas creencias de origen humano y hasta pagano.

Juan 16:1 ”Les he hablado estas cosas para que no se les haga tropezar. 2 Los expulsarán de la sinagoga. De hecho, viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios. 3 Mas ellos harán estas cosas porque no han llegado a conocer ni al Padre ni a mí. 4 Sin embargo, les he hablado estas cosas a ustedes para que, cuando llegue la hora para ellas, se acuerden de que se las dije. (...)