La sensualidad, lejos de ser un instinto, es algo que se aprende, la mayoría de las veces, por imitación. Pero, para poder ser sensual se necesita estar en armonía con nuestro interior, tener confianza en sí mismo y sentirse bien con nuestra forma de ser.

La sensualidad es una postura ante la vida es una forma de relacionarnos con los demás en todos los aspectos, no necesariamente buscando un encuentro sexual.

Lo interesante es que cualquier persona puede ser sensual si se lo propone, lo único que necesita es tener su autoestima alta y saber expresarse a través de los sentidos de manera asertiva.
Con estas dos herramientas se provocarán reacciones en las personas que nos rodean. Y los beneficios de ser notados son muchos: desde el gusto que puedan sentir las personas cuando están a nuestro lado, hasta la satisfacción de sentirnos deseados por el simple hecho de saber cómo mirar o tocar a nuestra pareja.

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