Unir filosofía humana con la verdad declarada por Él mismo en su Palabra no es un proceder sensato. El Diablo ha diseminado la mentira en toda la tierra. Para ello ha usado primeramente a las criaturas espirituales bajo su control, y luego a una parte de la humanidad a la que ha sabido manipular y engañar a partir de enrevesar sus pensamientos.
La Biblia dice que el corazón del hombre es engañoso. Así que muchas veces, las conclusiones del filosofar humano pueden llevar a las personas a ideas equivocadas. Somos solo humanos, no dioses; y nuestros pensamientos están limitados a nuestra naturaleza y nuestras experiencias como humanos.
Dios no es un elefante al que hay que tocar como ciegos y luego consultar entre unos y otros. Dios es una persona real que se dió a conocer a la humanidad por medio de Su Palabra escrita y luego por medio de su propio Hijo. Para conocerlo hay que estudiar concienzudamente lo que Él nos dejó plasmado en Su Palabra.
A Dios no lo imaginamos, no lo creamos, no lo inventamos, ni lo armamos de pedazos sueltos. A Dios lo conocemos de su propia revelación personal a nosotros. Él está muy interesado en que la gente sepa quién es Él, y que lo reconozcan como nuestro Padre Creador. Por eso nos dejó Su Palabra contándonos la experiencia de la humanidad en interrelación con Él desde que creó a la humanidad, luego cuando escogió a un pueblo para servicio especial, luego cuando envió a Su propio Hijo y organizó un pueblo para Su nombre de todas las naciones:
Hech.15:14 Symeón ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre. 15 Y con esto convienen las palabras de los Profetas, así como está escrito: 16 ‘Después de estas cosas volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y la erigiré de nuevo, 17 para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente de todas las naciones, personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová, que está haciendo estas cosas, 18 conocidas desde la antigüedad’.
La profecía bíblica nos dice que solo los adoradores de Jehová pueden conocer la verdad:
Is.2:2 Y en la parte final de los días tiene que suceder [que] la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir todas las naciones. 3 Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 4 Y él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.
5 Oh hombres de la casa de Jacob, vengan y andemos a la luz de Jehová.
2Tim.3:13 (...) los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor, extraviando y siendo extraviados.
Dan.11:33 Y tocante a los que tienen perspicacia entre el pueblo, impartirán entendimiento a los muchos. (...)
... 12:10 Muchos se limpiarán y se emblanquecerán y serán refinados. Y los inicuos ciertamente actuarán inicuamente, y absolutamente ningún inicuo entenderá; pero los que tengan perspicacia entenderán.