Texto Diario viernes, 24 de febrero de 2017

Mi palabra tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado (Is. 55:11).

La predicación contribuye a que se cumpla el propósito de Jehová. ¿Cómo? Pues bien, él quería que los seres humanos vivieran para siempre, y eso no cambió cuando Adán le dio la espalda. En vez de abandonar a la humanidad, Dios hizo todo lo necesario para librarnos de nuestra condena al pecado y la muerte. Por ejemplo, envió a Jesús para que diera su vida. Claro, si queremos beneficiarnos de ese sacrificio, debemos obedecer a Dios y para eso tenemos que aprender cuáles son sus leyes. Jesús se las enseñó a sus discípulos y les mandó que las enseñaran a otros. Así que, cuando predicamos a las personas y las ayudamos a acercase a Dios, trabajamos con Jehová para rescatarlas del pecado y la muerte. Eso también demuestra nuestro amor por ellas y por Jehová. Él quiere que “hombres de toda