El hombre siempre ha deseado un gobierno que garantice la paz y la felicidad. Sin embargo, los arduos esfuerzos por arreglar los defectos de la sociedad no*han producido los resultados deseados. Se han firmado un sinnúmero de tratados de paz que luego se han quebrantado. Además, ¿qué gobierno ha podido erradicar la pobreza, el prejuicio, el crimen, la enfermedad y los estragos ecológicos? La gobernación humana no*tiene arreglo. Hasta el sabio rey Salomón de Israel preguntó: “En cuanto al hombre terrestre, ¿cómo puede él discernir su camino?”. (Proverbios 20:24.)

Pero no pierda la esperanza. La idea de un gobierno mundial estable no es solo un sueño. Fue el tema de la predicación de Jesús. Él llamó a ese gobierno “el reino de Dios”, y enseñó a sus seguidores a orar por él. (Lucas 11:2; 21:31.) Es cierto que en los círculos religiosos se menciona a veces el Reino de Dios. De hecho, millones de personas oran por él diariamente cuando rezan el padrenuestro (la oración del Señor u oración modelo). Sin embargo, cuando se pregunta: “¿Qué es el Reino de Dios?”, se reciben diversas respuestas. Unos dicen que “es algo que se lleva en el corazón”; otros, que es el cielo. En cambio, como veremos, la respuesta de la Biblia es muy clara.