Y nació de una mirada atenta, la mía; pues la de ella estaba en otra parte, reflejando esa tristeza que invalida mente cuerpo y alma.
Calcule su edad entre 26 y 28, atiende el kiosko junto a su padre, hermano y dos empleadas (todo esto me entere días más tarde).
Calculé, y accione para que la que deba a tenderme sea ella y surge un dialogo similar a esté:
Ella: Si que busca?
Yo: un paquete de DRF mentol
me lo da y me dice son $ 8
le pregunto que cosa puedo llevar para alegrar a una hermosa mujer que la noto triste
me recomienda un marroc, le pido uno y un chupetín pico dulce
me cobra y le dejo el marroc y con firmeza le digo que era para ella, titubea pero sonriendo lo toma y lo guarda con mucho disimulo....
Pasaron dos días, regreso a comprar algo, esta vez fue ella la que modifico la manera de atender, para tener oportunidad de comunicarse.
Con algo de rubor y a media lengua, me agradece el gesto, y me pregunta a que se debió ese gesto, mi respuesta fue que no es el lugar, ni el momento para que le de una respuesta como corresponde, sonrió, me regresa el gesto de la misma manera,
y cuando me voy me regala cabsha (una golosina de acá), en voz baja y simulando preguntar otra cosa le solicito su mail, lo anota y me lo da.
Si bien me daban ganas de escribirle ya, me aguante dos días,
pero primero concurrí a comprar y le dije ¿tenes estas galletitas de estas? y le entregue un papel que decía, ¡¡¡ni bien pueda te mando un correo!!! y dame un paquete de galletitas de las que más te gustan a vos.
Me da una cajita de galletitas de limón espolvoreada con azúcar impalpable y me dice en voz baja "espero ese mail"