Hombre de biblioteca y universidad, pensador agudo, Jorge Luis Borges sintió sin embargo una profunda fascinación por el ambiente marginal, muchas veces violento, de los suburbios del Buenos Aires del 1900.
Fruto de su erudición, más que de experiencias personales son los poemas del arrabal de los cuales traigo uno de los más conocidos, que describe a un "guapo" hombre cabal, duro, con principios y que "no conoce el miedo"

Milonga para Jacinto Chiclana.

Me acuerdo, fue en Balvanera, en una noche lejana,
que alguien dejó caer el nombre de un tal Jacinto Chiclana.
Algo se dijo también de una esquina y un cuchillo.
Los años no dejan ver el entrevero y el brillo.

¡Quién sabe por qué razón me anda buscando ese nombre!
Me gustaría saber cómo habrá sido aquel hombre.
Alto lo veo y cabal, con el alma comedida;
capaz de no alzar la voz y de jugarse la vida.

Nadie con paso más firme habrá pisado la tierra.
Nadie habrá habido como él en el amor y en la guerra.
Sobre la huerta y el patio las torres de Balvanera
y aquella muerte casual en una esquina cualquiera.

Sólo Dios puede saber la laya fiel de aquel hombre.
Señores, yo estoy cantando lo que se cifra en el nombre.
Siempre el coraje es mejor. La esperanza nunca es vana.
Vaya, pues, esta milonga para Jacinto Chiclana.


Y la milonga se hizo canción.
La música pertenece al maestro Astor Piazzolla:


La voz pertenece a Edmundo Rivero.