- Bien, si se molesta, dejare algunos temas para más adelante. ¿En que trabaja?

- Tampoco puedo decir mucho de mi profesión, solo puedo comentarle que coopero con un grupo muy poderoso a nivel mundial, se trata de misiones especiales que tengo que cumplir.

-¿Tiene esposa e hijos?

- No, por mi profesión es mejor ser solo

- ¿Peligran?

- Mucho más que eso, seriamos perseguidos y jamás tendríamos un momento de paz

- ¿Tan riesgosa es su profesión?

- Ya le dije que no voy contestar cosas que sean ajenas a mi problema mental

- Ok, pero debe ser más abierto, ya que busco el detonante de su sexualidad difusa y enferma.

De nuevo la mente de Ricardo se alejó de aquel consultorio, como queriendo huir de los cuestionamientos que tanto había evitado.

Sus recuerdos lo llevan a la edad de 13 años, quizás contestando para sí mismo la pregunta del Doctor; ¿Desde cuándo tenia afinidad por los niños?

Recordó su primer viaje al charco de la gallina, un pequeño poblado donde ahora vivía la Tía Martha, hermana de su madre.

Quien apenas dos años atrás, no tenía ni para comer y ahora era dueña de una hermosa y prospera hacienda en una ranchería cercana a la ciudad de Zacatecas en México.

Todos decían que era una santa, ya que curaba a las personas con sus manos.

SIGUE...