La dificultad estriba en
que los significados que se suelen atribuir
a la palabra “alma”
no*se derivan principalmente de las Escrituras Hebreas
o de las Griegas Cristianas,
sino de la antigua filosofía griega,
que en realidad es pensamiento religioso pagano.

El filósofo griego Platón, por ejemplo,
puso en boca de Sócrates las siguientes palabras:
“El alma,*que se separa pura,
sin arrastrar nada del cuerpo,*
se va hacia lo que es semejante a ella,
lo invisible,
lo divino,
inmortal y sabio,
y al llegar allí está a su alcance ser feliz,
apartada de errores, insensateces, terrores,*
y de todos los demás males humanos,*
para pasar de verdad el resto del tiempo en compañía de los dioses”. (Fedón, 80*d, e; 81*a.)

En contraste directo
con la enseñanza griega
de que psy·kjé (alma) es inmaterial,
intangible, invisible e inmortal,
las Escrituras muestran que cuando
psy·kjḗ y né·fesch
se utilizan con respecto a las criaturas terrestres,
ambas se refieren a lo que es material, tangible, visible y mortal.