Embajada estadounidense. A su llegada, el embajador Henrry Lane Wilson , que le ha convocado junto a Victoriano Huertas, le saluda efusivamente como “salvador de Mexico”. Tanta es su alegría que olvida que el alzamiento ha sido obra del general Mondragon.
Ejemplo vivo de “la diplomacia del dólar” el embajador representa los intereses de los magnates yanquis. Su candidatura ha sido apoyada por la poderosa“Compañía Norteamericana Guggheim,s de Fundicion y Refineria”. Tambien le debe parte de su carrera al dinero de James, J. Hill magnate de los ferrocarriles. Ambos son opuestos al clan Madero. Tambien esta el temor de Lane a que los ciudadanos estadounidenses no se sientan protegisos con el débil gobierno de Madero.
El Departamento de Estado le indicaba neutralidad al embajador. Le aconsejaba no interferirse entre las fuerzas rivales mexicanas. Este, en repuesta exageraba la popularidad y la fuerza de los rebeldes contrarios a Madero. Felix Diaz continuador de la política de su tio D. Porfirio era el hombre a seguir.
Los Estados Unidos enviaron barcos de guerra a los puertos de Veracruz, Tampico, Acapulco y Mazatlan. Iban con la misión de “observar e informar pero sin interferir”. Lane que quizás esperaba en el fondo la intervención yanqui se ofrecio como comandante en jefe. Viendo que asi no conseguia resultados opto por presionar para que el presidente Madero dimitiera.
El embajador alemán, español y británico fueron consultados por el gobierno del presidente Wilson. “Para evitar derramamiento de sangre” aconsejaron que el poder ejecutivo se entregase a Congreso. Asi, Ignacio Madero fue instado varias veces a dimitir. El mismo Wilson en persona visito al presidente para tal fin. Nada consiguió y conspiro a favor de Huerta, a pesar de guardar sus recelos sobre este. Temiendo lo peor recomendó trato humano para Madero. Al recibir notificación del asesinato Gustavo, hermano del presidente expreso por telégrafo su malestar por el crimen y manifesto sus deseos de que no ocurriese lo mismo con Francisco Madero, el Vicepresidente y sus familias.
Mientra esto sucedia Francisco Madero y el Vicepresidente Pino, con engaños fueron conducidos por el comandante de rurales Francisco Cardenas y Cecilio Ocon (el mismo que vacio el ojo tuerto de Gustavo Madero) a espaldas de la prisión. Alli, les asesinaron con una pistola. Prepararon los coches para que pareciese habían muerto en la reyerta con unos supuestos atacantes que querían salvar a los presos de la cárcel.
La reacción inmediata fue la coalición contra Huerta hecha carne en Carranza