Hace siete u ocho meses, los progres de toda la vida lanzaron las campanas al vuelo porque el pueblo español había dejado de creer en el bipartidismo y el arco político se abría a nuevas ideas y sobre todo a partidos dispuestos al diálogo y la negociación.
Tras unas primeras elecciones en las que ganó el Partido Popular con claridad, todos los demás partidos llegaron a la conclusión de que no había que hacer caso al pueblo y que pactarían en contra del ganador. Curiosamente los dialogantes y "consensuadores" de la nueva política, empezaron a tirarse los trastos a la cabeza e imposibilitaron la formación de un nuevo gobierno y cerraron todas las puertas al diálogo hasta llevarnos a unas segundas elecciones.
Tras el fracaso de la "nueva política" de izquierdas para ponerse de acuerdo, el Partido Popular obtuvo otra vez la victoria con una mayoría aún más holgada y consistente fruto de la voluntad popular.
Todo el mundo pensaría que si el pueblo vota dos veces a un partido y en la segunda ocasión le da más apoyo aún, los perdedores ocuparán el lugar que los electores han decidido que tengan y tendrán altura política para facilitar la construcción de un gobierno que saque a España de la "interinidad".

PUES NO. La "nueva política" (siempre de izquierdas y con ideas del siglo XIX) se vuelve a enrocar y hace todo lo posible por obstaculizar la salida de España del caos de la interinidad.
Ayer se produjo un hecho curioso a la hora de elegir la presidencia del congreso de los diputados, ¡¡¡Al Partido Popular le sobraban votos y había más de los previamente acordados!!! Ganaron la votación a base de negociación y consenso con otros partidos y con la participación en la sombra de diputados que votaron sin hacer caso a sus dirigentes dentro del Psoe o de Podemos.
Al final llegamos a la conclusión de que el obstáculo para la formación de gobierno en España no está en los representantes del pueblo, sino el los líderes ambiciosos y mezquinos que prefieren un país destruido antes que perder el sillón del poder.

Ayer se dio un gran paso para la gobernabilidad y ya todo hace indicar que no tardaremos mucho en tener un gobierno en condiciones a pesar de los palos en las ruedas que siempre pone la izquierda.