Así se llama un poemita de un amigo -Santiago Kovadloff-, que me encontré esta tarde preparando la mochila para partir la próxima madrugada. Como me gustó mucho hace unos años, y lo encontré ahora, lo dejo:

¿O cerrarás puertas, compuertas, puentes
levadizos, el valle del saber, las suaves
luces que devuelven y restañan?
y que de mi no quede
más evidencia quee las sólidas cenizas,
y flote mi nombre hecho mil
y en mil los gestos que te dí, la alguna
palabra mía que te supo.
Yo disperso, en suma, y por debajo
de los anchos sitios tersos, blancos, altos
donde planean tus hambres y tus gestos,
tus preciosas necesidades
de mujer
que me ha perdido.


Una joyita.Aunque en general a las mujeres es mejor perderlas, alguna que otra te deja una marca.