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Tema: El bautismo por los muertos ¿es bíblico? ¿hay pruebas de que alguien lo practicaba?

  1. #21
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    Cita Iniciado por petra5 Ver Mensaje
    pero quien puede afirmar que jesus esta muerto,,,,si es DIOS
    no lo se, pero yo no lo hago y es irrelevante porque la escritura dice muertos, plural..

    y si hay muertos, no puede haber reencarnación...

  2. #22
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    Cita Iniciado por LDX Ver Mensaje
    no lo se, pero yo no lo hago y es irrelevante porque la escritura dice muertos, plural..

    y si hay muertos, no puede haber reencarnación...

    NO ESTAS INFORMADO,,,LOS UNICOS QUE REENCARNAN SON LOS MUERTOS ATADOS A ESTE PLANO..HAZTE UN VIAJECITO ALGUN LUGAR DONDE SE PRACTIQUE BUDU,,O UMBANDA,,QUIMBANDA,,ETC...O LAS MISMAS ESCUELAS ESPIRITISTAS SAN BASILIO

    LOS QUE ASPIRAMOS A CRECER EN EL AMOR ,,RENACEMOS,,,,sorry x las mayusculas
    .

    renacer es volver a nacer,,,,,,,,reencarnar es tomar posecion de un cuerpo que le facilite el vicio que lo mantiene atado a este plano,,ese asaltante es un muerto
    Última edición por petra5; 07-jun.-2016 a las 14:25

  3. #23
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    Tras reproducir el brevísimo documento oficial de la Santa Sede sobre la invalidez del bautismo mormón, se puede analizar el comentario teológico escrito por el teólogo (ahora arzobispo) Luis F. Ladaria.

    RESPUESTA A UNA DUDA sobre la validez del bautismo conferido por «La Iglesia de Jesucristo de los Santos del Ultimo Día», conocida como «Mormones»

    Pregunta: ¿Es válido el bautismo conferido en la comunidad llamada «La Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días», conocida generalmente come «mormones»?

    Respuesta: No.

    El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, aprobó y ordenó publicar la presente Respuesta, decidida en la Sesión Ordinaria de la Congregación de la fe.

    Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 5 de junio de 2001.

    + Joseph Card. RATZINGER
    Prefecto

    + Tarsicio BERTONE, S.D.B.
    Arzobispo emérito de Vercelli
    Secretario

    La cuestión de la validez del bautismo administrado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

    LUIS F. LADARIA

    La Congregación para la Doctrina de la Fe ha dado respuesta negativa a una “Duda” acerca de la validez del bautismo administrado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, mejor conocida como Mormones. Puesto que esta decisión cambia la práctica del pasado de no denegar la validez de tal bautismo, parece conveniente explicar los motivos que han llevado a ella y el consiguiente cambio de práctica.

    Una tal explicación aún se hace más necesaria, si se tiene presente que los errores de índole doctrinal no han sido suficientes para denegar la validez del sacramento del bautismo. En efecto, ya en la mitad del siglo III el papa Esteban I, oponiéndose a las decisiones de un sínodo africano del año 256, recuerda que tiene que ser mantenida la antigua práctica de imponer las manos en señal de penitencia, pero no de rebautizar al hereje que viene a la Iglesia católica. Así aprovecha al que lleva el nombre de Cristo por la fe y la santificación, que quienquiera haya sido bautizado en el nombre de Cristo, en cualquier parte que sea, ha conseguido la gracia de Cristo. El mismo principio se mantuvo en el sínodo de Arles del 314. Es bien conocida la lucha de San Agustín contra los donatistas. El obispo de Hipona afirma que la validez del sacramento no depende ni de la santidad personal del ministro, ni de su pertenencia a la Iglesia.

    También los no católicos pueden administrar válidamente el bautismo.. Se trata siempre del bautismo de la Iglesia católica, que no pertenece a los que se separan de ella, sino de la Iglesia de la que se han separado. Esta validez es posible porque Cristo es el verdadero ministro del sacramento: Cristo es el único quien realmente bautiza, aunque bautice Pedro o Pablo o Judas. El concilio de Trento, confirmando esta tradición, ha definido que el bautismo administrado por los herejes en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, con la intención de hacer lo que hace la Iglesia católica, es verdadero bautismo.

    Los documentos más recientes de la Iglesia católica mantienen la misma doctrina. El Código de Derecho Canónico prescribe que no tienen que ser bautizados de nuevo los que han sido bautizados en comunidades eclesiales no católicas (a no ser en caso de duda acerca de la materia o la forma o la intención del ministro o del bautizado). Ligado a este problema está inevitablemente el de quien puede ser ministro del bautismo en la Iglesia católica. Según el mismo Código, en caso de necesidad puede bautizar cualquiera, con recta intención.
    El Código de Derecho Canónico retoma los elementos fundamentales de la doctrina tridentina y señala más explícitamente cuál es la recta intención requerida: «en caso de necesidad, cualquiera, incluso un no bautizado, conque tenga la intención requerida, puede bautizar utilizando la fórmula bautismal trinitaria. La intención requerida es de querer hacer lo que hace la Iglesia cuando bautiza. La Iglesia encuentra la motivación de esta posibilidad en la voluntad salvadora universal de Dios y en la necesidad del bautismo para la salvación». En razón de la necesidad del bautismo para la salvación, la Iglesia católica ha tenido la tendencia de reconocer siempre esta recta intención al administrar este sacramento, también en el caso de una falsa comprensión de la fe trinitaria, como por ejemplo en el caso de los arrianos.

    Teniendo en cuenta esta arraigada norma de la Iglesia, aplicada sin ninguna duda a la multiplicidad de comunidades cristianas no católicas después de la llamada Reforma del siglo XVI, se explica fácilmente que cuando en los Estados Unidos de América apareció el movimiento religioso de Joseph Smith hacia 1830, en el que se aplicaron correctamente la materia y las palabras de la forma del bautismo, éste fuera creído válido según el criterio del bautismo de otras muchas comunidades eclesiales no católicas. Joseph Smith y Oliver Cowdery, según su doctrina, reciben el sacerdocio aarónico en 1829. Considerados tanto el estado de la Iglesia en los Estados Unidos en el siglo XIX como los medios de comunicación social de la época, aunque el nuevo movimiento religioso consiguiera un número considerable de adictos, el conocimiento que las Autoridades eclesiásticas pudieron tener de los errores doctrinales que se mostraron en aquel nuevo grupo necesariamente estuvo muy limitado durante todo el siglo. En los casos prácticos que pudieron presentarse, se aplicaba la respuesta del Santo Oficio de fecha 9 de septiembre 1868 para las comunidades cristianas del Japón que quedaron aisladas y sin sacerdotes en tiempo de la persecución de principios del siglo XVII. Según esta respuesta,
    1) los dudosos que han sido bautizados válidamente, deben ser considerados cristianos;
    b) el bautismo tiene que ser considerado válido en orden a la validez del matrimonio (Gasparri, Fontes, IV, n. 1007).

    En el siglo XX la Iglesia católica adquirió un conocimiento más profundo de los errores trinitarios que bajo los mismos términos contiene la doctrina propuesta por Smith y por lo tanto cada vez más fue apareciendo la duda sobre la validez del bautismo administrado por los Mormones, aunque la forma material de las palabras coincida con la empleada por la Iglesia. De ello se sigue que insensiblemente se creó una práctica no uniforme, en cuanto que los que tuvieron algún conocimiento personal de la doctrina de los Mormones creyeron inválido su bautismo, mientras la práctica común siguió aplicando el principio tradicional de la presunción de validez de tal bautismo, faltando una norma oficial al respeto. En los últimos años, en solicitud de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha emprendido un estudio profundo sobre esta delicada cuestión para llegar a una conclusión definitiva. Por su parte la Congregación para la Doctrina de la Fe ha sometido a nuevo examen el material llegado de los Estados Unidos, y por lo tanto se ha podido solucionar la duda propuesta.

    ¿Qué razones empujan ahora a esta posición negativa con respecto a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, que parece en contraste con la actitud de la Iglesia católica a lo largo de los siglos?

    Según la doctrina tradicional de la Iglesia católica son cuatro los requisitos para que el sacramento del bautismo sea válidamente administrado: la materia, la forma, la intención del ministro y la recta disposición del sujeto. Examinamos brevemente cada uno de los cuatro elementos en la doctrina y en la práctica de los Mormones.

    I. La materia. Sobre este punto no existe ningún problema. Se trata del agua. Los Mormones practican el bautismo por inmersión, que es uno de los modos de la celebración del bautismo (aplicación de la materia) que también la Iglesia católica acepta.

    II. La forma. Hemos visto cómo en los textos magisteriales sobre el bautismo hay una referencia a la invocación de la Trinidad. La fórmula trinitaria es necesaria para la validez del sacramento. La fórmula usada por los Mormones podría parecer a primera vista una fórmula trinitaria. Dice textualmente: “habiendo sido encargado por Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Las semejanzas con la fórmula usada en la Iglesia católica son, a primera vista, evidentes, pero en realidad son solamente aparentes. No hay, en efecto, coincidencia doctrinal de fondo. No hay una verdadera invocación de la Trinidad porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, según la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, no son tres personas en las que subsiste la única divinidad sino tres dioses que forman una divinidad. Cada uno es diferente del otro, aunque existen en armonía perfecta.
    El mismo término divinidad tiene un contenido solamente operativo, no sustancial, porque la divinidad ha tenido origen cuando los tres dioses decidieron unirse y formar precisamente la divinidad para obrar la salvación del hombre. Esta divinidad y el hombre comparten la misma naturaleza y son sustancialmente iguales. Dios Padre es un hombre exaltado, natural de otro planeta, que ha adquirido su status divino por una muerte parecida a la humana, camino necesario para la divinización. Dios Padre ha tenido parientes, y esto se explica con la doctrina del retroceso infinito de los dioses que inicialmente fueron mortales. Dios Padre tiene una mujer, la Madre celeste, con la que comparte la responsabilidad de la creación.
    La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas. San Juan Bosco.
    La Santísima TRINIDAD, es una VERDAD BIBLICA

  4. #24
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    Engendran dos hijos en el mundo espiritual. Su primogénito es Jesucristo, igual a todos los hombres, que adquirió su divinidad en una existencia pre-mortal. También el Espíritu Santo es hijo de padres celestes. El Hijo y el Espíritu Santo han sido engendrados después del principio de la creación del mundo por nosotros conocido. Cuatro dioses son directamente responsables del universo, tres de ellos ha establecido una alianza y forman así la divinidad.

    Como fácilmente se ve, a la coincidencia de los nombres no corresponde de ningún modo un contenido doctrinal que pueda reconducirse a la doctrina cristiana sobre la Trinidad. Las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen para los Mormones un sentido completamente diferente del cristiano. Las diferencias son tan grandes, que no se puede considerar tampoco que esta doctrina sea una herejía surgida por un falso entendimiento de la doctrina cristiana. La enseñanza de los Mormones tiene una matriz completamente diferente. No nos encontramos frente al caso de la validez del bautismo administrado por herejes, ya afirmada desde los primeros siglos cristianos, ni del bautismo administrado en comunidades eclesiales no católicas, contemplado en el canon 869.2.

    III. La intención del ministro celebrante. Tal diversidad doctrinal, que concierne la misma noción de Dios, impide que el ministro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia católica cuando administra el bautismo, es decir, de hacer lo que Cristo ha querido hacer cuando ha instituido y mandado el sacramento del bautismo. Eso todavía se pone mucho más evidente si se piensa que en su concepción el bautismo no ha sido instituido por Cristo, sino por Dios, y empezó con Adán. Cristo ha mandado sencillamente la práctica de este ritual; pero no se trata de una novedad. Es claro que la intención de la Iglesia al administrar el bautismo es ciertamente ejecutar el mandato de Cristo (cf. Mt 28,19), pero al mismo tiempo administrar el sacramento que el propio Cristo ha instituido. Según el Nuevo Testamento hay una diferencia esencial entre el bautismo de Juan y el bautismo cristiano. El bautismo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, que tendría su origen no en Cristo sino al principio de la creación, no es el bautismo cristiano, que más bien niega su novedad. El ministro mormón, que debe ser necesariamente “sacerdote”, aunque formado severamente en la misma doctrina, no puede tener otra intención si no de hacer lo que hace la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, que es muy diferente con respecto a lo que entiende la Iglesia católica cuando bautiza, es decir, la administración del sacramento del bautismo instituido por Cristo, que significa la participación en su muerte y resurrección (cf. Rom 6,3-11; Col 2,12-13).

    Podemos notar otras dos diferencias, no tan fundamentales como la anterior, pero tienen su importancia:

    A) Según la Iglesia católica, el bautismo borra no solamente los pecados personales sino también el pecado original, y por tanto también los niños son bautizados para la remisión de los pecados (cf. los textos esenciales del concilio de Trento, DS 1513-1515). Esta remisión del pecado original no es aceptada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, que niega la existencia de tal pecado y por tanto bautiza solamente a las personas que tienen uso de razón, como mínimo a los ocho años, excluidos los minusválidos mentales. En efecto, la práctica de la Iglesia católica de otorgar el bautismo a los niños es una de las principales razones por la que los Mormones dicen que la Iglesia apostató en los primeros siglos y por lo que los sacramentos en ella celebrados son todos inválidos.

    B) Si un fiel bautizado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días ha renegado de su propia fe o ha sido excomulgado y desea volver, tiene que ser rebautizado.
    También referido a estos últimos elementos, está claro que no se puede considerar válido el bautismo de los Mormones; no siendo un bautismo cristiano, el ministro no puede tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia católica.

    IV. La disposición del sujeto. El bautizando, que tiene ya uso de razón, ha sido instruido con reglas muy severas según la doctrina y la fe de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. Se debe retener, por tanto, que no se puede pensar que el bautismo recibido sea diferente de lo que se le ha enseñado. No parece posible que tenga una disposición equivalente a la que la Iglesia católica requiere para el bautismo de adultos.

    Resumiendo podemos decir: el bautismo de la Iglesia católica y de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días difieren esencialmente, ya sea por la fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, en el nombre por el que el bautismo es administrado, ya sea por la referencia a Cristo que lo ha instituido. Por todo esto se comprende que la Iglesia católica lo deba considerar inválido, lo que vale decir que no puede considerar verdadero bautismo, el rito así llamado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días.

    Es igualmente necesario subrayar que la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe es una respuesta a una cuestión particular relativa a la doctrina sobre el bautismo de los Mormones, y obviamente no indica un juicio sobre las personas que se adhieren a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. Además, Católicos y Mormones a menudo se han encontrado para trabajar juntos sobre una serie de problemas del bien común de toda la humanidad. Se puede esperar que a través de ulteriores estudios, el diálogo y la buena voluntad, sea posible progresar en la comprensión recíproca y en el mutuo respeto.
    La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas. San Juan Bosco.
    La Santísima TRINIDAD, es una VERDAD BIBLICA

  5. #25
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    Cita Iniciado por macabeo777 Ver Mensaje
    Pregunta: ¿Es válido el bautismo conferido en la comunidad llamada «La Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días», conocida generalmente come «mormones»?

    Respuesta: No.

    No pues, con ese argumento, ya para que seguir con el tema..

  6. #26
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    Cita Iniciado por LDX Ver Mensaje
    No pues, con ese argumento, ya para que seguir con el tema..
    l
    a verdad que es una situacion,,que me inclino por
    cuinillo

  7. #27
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    Cita Iniciado por cuinillo Ver Mensaje
    Si no se me ha escapado algo de algún post, entonces Pablo hablaba a los que nomas se bautizaban "por cumplir" porque no creían en Cristo resucitado, sino que creían que simplemente Jesús estaba muerto.



    Entonces, de haber sido como estos creian, el bautizarse por Jesús, era bautizarse por un muerto : ¿es así?

  8. #28
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    Cita Iniciado por macabeo777 Ver Mensaje
    Tras reproducir el brevísimo documento oficial de la Santa Sede sobre la invalidez del bautismo mormón, se puede analizar el comentario teológico escrito por el teólogo (ahora arzobispo) Luis F. Ladaria.

    RESPUESTA A UNA DUDA sobre la validez del bautismo conferido por «La Iglesia de Jesucristo de los Santos del Ultimo Día», conocida como «Mormones»

    Pregunta: ¿Es válido el bautismo conferido en la comunidad llamada «La Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días», conocida generalmente come «mormones»?

    Respuesta: No.

    El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto, aprobó y ordenó publicar la presente Respuesta, decidida en la Sesión Ordinaria de la Congregación de la fe.

    Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 5 de junio de 2001.

    + Joseph Card. RATZINGER
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    La cuestión de la validez del bautismo administrado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

    LUIS F. LADARIA

    La Congregación para la Doctrina de la Fe ha dado respuesta negativa a una “Duda” acerca de la validez del bautismo administrado en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, mejor conocida como Mormones. Puesto que esta decisión cambia la práctica del pasado de no denegar la validez de tal bautismo, parece conveniente explicar los motivos que han llevado a ella y el consiguiente cambio de práctica.

    Una tal explicación aún se hace más necesaria, si se tiene presente que los errores de índole doctrinal no han sido suficientes para denegar la validez del sacramento del bautismo. En efecto, ya en la mitad del siglo III el papa Esteban I, oponiéndose a las decisiones de un sínodo africano del año 256, recuerda que tiene que ser mantenida la antigua práctica de imponer las manos en señal de penitencia, pero no de rebautizar al hereje que viene a la Iglesia católica. Así aprovecha al que lleva el nombre de Cristo por la fe y la santificación, que quienquiera haya sido bautizado en el nombre de Cristo, en cualquier parte que sea, ha conseguido la gracia de Cristo. El mismo principio se mantuvo en el sínodo de Arles del 314. Es bien conocida la lucha de San Agustín contra los donatistas. El obispo de Hipona afirma que la validez del sacramento no depende ni de la santidad personal del ministro, ni de su pertenencia a la Iglesia.

    También los no católicos pueden administrar válidamente el bautismo.. Se trata siempre del bautismo de la Iglesia católica, que no pertenece a los que se separan de ella, sino de la Iglesia de la que se han separado. Esta validez es posible porque Cristo es el verdadero ministro del sacramento: Cristo es el único quien realmente bautiza, aunque bautice Pedro o Pablo o Judas. El concilio de Trento, confirmando esta tradición, ha definido que el bautismo administrado por los herejes en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, con la intención de hacer lo que hace la Iglesia católica, es verdadero bautismo.

    Los documentos más recientes de la Iglesia católica mantienen la misma doctrina. El Código de Derecho Canónico prescribe que no tienen que ser bautizados de nuevo los que han sido bautizados en comunidades eclesiales no católicas (a no ser en caso de duda acerca de la materia o la forma o la intención del ministro o del bautizado). Ligado a este problema está inevitablemente el de quien puede ser ministro del bautismo en la Iglesia católica. Según el mismo Código, en caso de necesidad puede bautizar cualquiera, con recta intención.
    El Código de Derecho Canónico retoma los elementos fundamentales de la doctrina tridentina y señala más explícitamente cuál es la recta intención requerida: «en caso de necesidad, cualquiera, incluso un no bautizado, conque tenga la intención requerida, puede bautizar utilizando la fórmula bautismal trinitaria. La intención requerida es de querer hacer lo que hace la Iglesia cuando bautiza. La Iglesia encuentra la motivación de esta posibilidad en la voluntad salvadora universal de Dios y en la necesidad del bautismo para la salvación». En razón de la necesidad del bautismo para la salvación, la Iglesia católica ha tenido la tendencia de reconocer siempre esta recta intención al administrar este sacramento, también en el caso de una falsa comprensión de la fe trinitaria, como por ejemplo en el caso de los arrianos.

    Teniendo en cuenta esta arraigada norma de la Iglesia, aplicada sin ninguna duda a la multiplicidad de comunidades cristianas no católicas después de la llamada Reforma del siglo XVI, se explica fácilmente que cuando en los Estados Unidos de América apareció el movimiento religioso de Joseph Smith hacia 1830, en el que se aplicaron correctamente la materia y las palabras de la forma del bautismo, éste fuera creído válido según el criterio del bautismo de otras muchas comunidades eclesiales no católicas. Joseph Smith y Oliver Cowdery, según su doctrina, reciben el sacerdocio aarónico en 1829. Considerados tanto el estado de la Iglesia en los Estados Unidos en el siglo XIX como los medios de comunicación social de la época, aunque el nuevo movimiento religioso consiguiera un número considerable de adictos, el conocimiento que las Autoridades eclesiásticas pudieron tener de los errores doctrinales que se mostraron en aquel nuevo grupo necesariamente estuvo muy limitado durante todo el siglo. En los casos prácticos que pudieron presentarse, se aplicaba la respuesta del Santo Oficio de fecha 9 de septiembre 1868 para las comunidades cristianas del Japón que quedaron aisladas y sin sacerdotes en tiempo de la persecución de principios del siglo XVII. Según esta respuesta,
    1) los dudosos que han sido bautizados válidamente, deben ser considerados cristianos;
    b) el bautismo tiene que ser considerado válido en orden a la validez del matrimonio (Gasparri, Fontes, IV, n. 1007).

    En el siglo XX la Iglesia católica adquirió un conocimiento más profundo de los errores trinitarios que bajo los mismos términos contiene la doctrina propuesta por Smith y por lo tanto cada vez más fue apareciendo la duda sobre la validez del bautismo administrado por los Mormones, aunque la forma material de las palabras coincida con la empleada por la Iglesia. De ello se sigue que insensiblemente se creó una práctica no uniforme, en cuanto que los que tuvieron algún conocimiento personal de la doctrina de los Mormones creyeron inválido su bautismo, mientras la práctica común siguió aplicando el principio tradicional de la presunción de validez de tal bautismo, faltando una norma oficial al respeto. En los últimos años, en solicitud de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha emprendido un estudio profundo sobre esta delicada cuestión para llegar a una conclusión definitiva. Por su parte la Congregación para la Doctrina de la Fe ha sometido a nuevo examen el material llegado de los Estados Unidos, y por lo tanto se ha podido solucionar la duda propuesta.

    ¿Qué razones empujan ahora a esta posición negativa con respecto a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, que parece en contraste con la actitud de la Iglesia católica a lo largo de los siglos?

    Según la doctrina tradicional de la Iglesia católica son cuatro los requisitos para que el sacramento del bautismo sea válidamente administrado: la materia, la forma, la intención del ministro y la recta disposición del sujeto. Examinamos brevemente cada uno de los cuatro elementos en la doctrina y en la práctica de los Mormones.

    I. La materia. Sobre este punto no existe ningún problema. Se trata del agua. Los Mormones practican el bautismo por inmersión, que es uno de los modos de la celebración del bautismo (aplicación de la materia) que también la Iglesia católica acepta.

    II. La forma. Hemos visto cómo en los textos magisteriales sobre el bautismo hay una referencia a la invocación de la Trinidad. La fórmula trinitaria es necesaria para la validez del sacramento. La fórmula usada por los Mormones podría parecer a primera vista una fórmula trinitaria. Dice textualmente: “habiendo sido encargado por Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Las semejanzas con la fórmula usada en la Iglesia católica son, a primera vista, evidentes, pero en realidad son solamente aparentes. No hay, en efecto, coincidencia doctrinal de fondo. No hay una verdadera invocación de la Trinidad porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, según la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, no son tres personas en las que subsiste la única divinidad sino tres dioses que forman una divinidad. Cada uno es diferente del otro, aunque existen en armonía perfecta.
    El mismo término divinidad tiene un contenido solamente operativo, no sustancial, porque la divinidad ha tenido origen cuando los tres dioses decidieron unirse y formar precisamente la divinidad para obrar la salvación del hombre. Esta divinidad y el hombre comparten la misma naturaleza y son sustancialmente iguales. Dios Padre es un hombre exaltado, natural de otro planeta, que ha adquirido su status divino por una muerte parecida a la humana, camino necesario para la divinización. Dios Padre ha tenido parientes, y esto se explica con la doctrina del retroceso infinito de los dioses que inicialmente fueron mortales. Dios Padre tiene una mujer, la Madre celeste, con la que comparte la responsabilidad de la creación.
    documentacion contundente!!!! y como dicen,,,como es arriba es abajo,,,como es abajo es arriba

  9. #29
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    Este es un artículo mormón, démosle una analizada para entender que tanto tienen o no razón en su creencia del bautismo por los muertos:

    J
    esucristo enseñó que el bautismo es esencial para la salvación de todos los que han vivido en la tierra (véase Juan 3:5). Muchas personas, sin embargo, han muerto sin recibir el bautismo. Otros han sido bautizados sin la debida autoridad. Como Dios es misericordioso, ha preparado un medio para que todos reciban las bendiciones del bautismo. Al realizar bautismos vicarios por aquellos que han muerto, los miembros de la Iglesia ofrecen estas bendiciones a sus antepasados fallecidos. Las personas pueden escoger, después, si aceptarán o rechazarán lo que se ha hecho en su nombre. (¿¿??)

    Información adicional
    Jesucristo dijo: “El que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Jesucristo mismo fue bautizado (véase Mateo 3:13–17).

    Muchas personas han vivido en la tierra sin escuchar hablar jamás del evangelio de Jesucristo y no se bautizaron. Otros han vivido sin comprender plenamente la importancia de esa ordenanza. Más aún, otros fueron bautizados, pero sin la autoridad adecuada.

    Siendo que es un Dios amoroso, el Señor no maldice a las personas que, sin ser culpables, nunca han tenido la oportunidad de bautizarse. Por lo tanto, ha autorizado que se lleven a cabo bautismos vicarios por ellos. Una persona viva, a menudo un descendiente que se haya convertido en miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, recibe el bautismo en nombre de una persona ya fallecida. Esta obra la realizan los miembros de la Iglesia en templos ubicados en todo el mundo.

    Algunas personas han interpretado erróneamente que, cuando se llevan a cabo estos bautismos, las personas fallecidas son bautizadas en la Iglesia contra su voluntad. Esto no es así. Todas las personas tienen albedrío o el derecho de elegir. La validez de un bautismo por los muertos depende de que la persona fallecida lo acepte y siga al Salvador mientras se encuentra en el mundo de los espíritus. Los nombres de las personas fallecidas no se agregan a los registros de miembros de la Iglesia.
    “La salvación para los que HAN VIVIDO… “ ¿y que pasa con los que estamos VIVIENDO en la tierra?
    “sin la debida autoridad…” El que los dirigentes de los mormones invoquen tal condición desde luego que se revierte en su contra, no cabe ninguna duda que en las mismas cartas apostólicas se establece la transmisión de la potestad apostólica, veamos desde la transmisión de autoridad de Cristo a sus discípulos:

    Mateo 28:18 Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
    Mateo 28:19 Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
    28:20 y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo".
    Marcos 6:7 Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.

    Ahora los apóstoles a sus discípulos
    1Timoteo 4:14 No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante una intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio.
    2Timoteo 1:6 Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos.
    2:2 Lo que oíste de mí y está corroborado por numerosos testigos, confíalo a hombres responsables que sean capaces de enseñar a otros.

    Bautismos vicarios…
    No cabe duda que estas son interpretaciones subjetivas de la secta mormona, San Juan en el capítulo 3 del Evangelio, para nada menciona o insinúa tal cosa
    Juan 3: 1 Había un fariseo de nombre Nicodemo, principal entre los judíos, 2 que vino de noche a Jesús y le dijo: Rabí, sabemos que has venido como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer esos signos que tú haces si Dios no está con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: En verdad te digo que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el reino de Dios. 4 Díjole Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer? 5 Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos. 6 Lo que nace de la carne, carne es, pero lo que nace del Espíritu, es espíritu. 7 No te maravilles porque te he dicho: Es preciso nacer de arriba. 8 El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y dijo: ¿Cómo puede ser eso? 10 Jesús respondió y dijo: ¿Eres maestro en Israel y no sabes esto?
    Para "ver" este reino hace falta un nuevo "nacimiento." La expresión "ver" tiene aquí el valor de visión experimental, disfrute del mismo, posesión de él (Lc 2:26; Act 2:27; 1 Pe 3:10); es decir, "ingreso" en el reino, como dice aquí el mismo Jn (v.5).
    Este "nacimiento" que hace falta tener para el ingreso y vida en este reino ha de ser de "arriba" (άνωθεν). La palabra griega empleada, lo mismo puede tener un sentido local: nacer de "arriba," que temporal: nacer de nuevo. Conceptualmente no hay gran diferencia entre ellos, ya que un nacimiento de lo "alto" ha de ser de "nuevo," y viceversa.
    Ante esta afirmación de Cristo, Nicodemo, más que sorprenderse, parece que con su pregunta busca saber más precisiones en este punto. La frase "¿Acaso puede el hombre entrar de nuevo en el seno de su madre y volver a nacer?" no tiene un sentido irónico. Es más sagaz de lo que parecería. Nicodemo no puede pensar en el absurdo de un renacimiento humano.
    Nicodemo era "fariseo." Aunque en el Sanedrín predominaban los "saduceos," también se componía de algunos "fariseos." Esto da un interés especial a esta visita que hace Nicodemo. El fariseo tenía un sentido excesivo y falso de "su" ortodoxia. Era un idólatra de la "letra" del texto sagrado, y daba excepcional importancia a las "tradiciones" de los mayores. Cristo mismo tuvo que decirles: "¿Por qué traspasáis vosotros el precepto de Dios por vuestras tradiciones?" (Mt 15:3) 1.

    Vivamente impresionado por los milagros que Cristo hace, y que eran rúbrica divina (v.2), pero que chocaba fuertemente con el tradicionalismo farisaico, Nicodemo quiere escuchar la doctrina de aquel profeta.
    Y la enseñanza de Cristo es ésta: para "ver," es decir, para experimentar, para "ingresar" (v.5) en el reino, es necesario "nacer" de "arriba.".- No hay nada relativo a algún bautismo vicario.
    La enseñanza se reafirma progresivamente con una afirmación dogmática fundamental: "Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos." La razón es que "lo que nace de la carne, es carne; pero lo que nace del Espíritu, es espíritu." Y la vida nueva es vida "espiritual." Y "la carne y la sangre no pueden poseer el reino de Dios" (1 Cor 15:50). La "carne," el hombre de abajo, está limitado a sus solas fuerzas naturales; pero este "nacimiento" es de tipo superior a la "carne y sangre," es nacimiento del Espíritu, que constituye a los hombres en "hijos de Dios" (Jn 1:12), por lo que "nacen de Dios" (εχ Θεού; Jn 1:13). De aquí la necesidad y la enseñanza terminante de nacer del Espíritu.
    Pero la enseñanza que aquí se hace es de una portada dogmática excepcional: la necesidad del bautismo cristiano.
    A la sorpresa que iba a surgir en Nicodemo (v.7), Cristo la previene, y le anticipa una sugerencia de solución. Sin duda que todo esto es un misterio, pero no por ello deja de ser una realidad. Si es vida de "arriba," ha de ser misterio. Pero la misma vida de abajo está llena de misterios, y, sin embargo, se reconoce a diario su realidad. Y le pone un ejemplo que era de clásica preocupación en los antiguos (Ecl 11:5). "El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adonde va; así es todo el nacido del Espíritu" (v.8).

    Hechos 20:28 Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre.
    Última edición por macabeo777; 08-jun.-2016 a las 12:28
    La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas. San Juan Bosco.
    La Santísima TRINIDAD, es una VERDAD BIBLICA

  10. #30
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    Cita Iniciado por LDX Ver Mensaje
    mira...

    si puedes aportar algo a lo que te planteo hazlo y si no..
    simplemente di: señor no se la respuesta porque en mi iglesia me impiden ir a la universidad..

    y así evitamos argumentos repetitivos..
    No seas crédulo pon a prueba al falso profeta y anticristos mormones con la Biblia. El bautismo por lo muertos es una práctica demoniaca de la secta mormona y antibíblica; el bautismo cristiano es un asunto personal, unilateral e íntimo. (Mat. 28:19, 20)

    (Salmo 115:17) Los muertos mismos no alaban a Jah, ni lo hace ninguno que baja al silencio.

    (Eclesiastés 9:5) Porque los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado.

    (Salmo 6:5) Porque en la muerte no hay mención de ti; en el Seol, ¿quién te elogiará?

    (Salmo 30:9) ¿Qué provecho hay en mi sangre cuando yo baje al hoyo? ¿Te elogiará el polvo? ¿Informará de tu apego a la verdad?

    (Salmo 118:17) No moriré, sino que seguiré viviendo, para poder declarar las obras de Jah.

    (Isaías 38:18) Porque no es el Seol lo que puede elogiarte; la muerte misma no puede alabarte. Los que bajan al hoyo no pueden contemplar con esperanza tu apego a la verdad.
    Última edición por expanium; 08-jun.-2016 a las 11:58

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