Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto
(Hech. 10:34, 35).

La Ley de Moisés fue entregada a una sola nación: Israel. Pero ahora habría una nueva nación que estaría formada por personas de muchos países y culturas, es decir, el Israel espiritual. La Ley de Moisés fue escrita en piedra para gobernar a Israel en la Tierra Prometida. En cambio, “la ley del Cristo” gobierna a los israelitas espirituales dondequiera que vivan y está escrita en sus corazones. Además, está compuesta sobre todo por principios (Gál. 6:2). El Israel espiritual recibiría la guía de Dios mediante Jesucristo, lo cual los beneficiaría mucho. Poco antes de que entrara en funciones el nuevo pacto, Jesús dio dos mandatos muy importantes. Uno tenía que ver con la predicación, y el otro, con la conducta y con la forma en la que debían tratarse los cristianos. Como estos mandatos fueron dirigidos a todos los cristianos, hoy día seguimos obligados a cumplirlos, sea que tengamos la esperanza de vivir en el cielo o en la Tierra