Y a sabiendas de que se peló el rabo, el creador del hilo se desapareció. Prefiero no creer en dios que ser un renegado resentido como este tipo. Que feo.
Y a sabiendas de que se peló el rabo, el creador del hilo se desapareció. Prefiero no creer en dios que ser un renegado resentido como este tipo. Que feo.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.