Pienso que no se puede andar por la vida repartiéndole caritas felices a todo el que se nos pare en frente. Además la vida no es sólo pedalear o dejar de hacerlo y caerse, algunas veces hay que detenerse, poner los pies en la tierra y fijar el rumbo.
La verdadera cuestión es saber enfrentar de manera positiva la adversidad pues la felicidad es un estado de bienestar integral que incluye lo espiritual y lo físico.
Imagínate a alguien sentado bajo un calor infernal al lado de un árbol con sombra, un optimista extremo diría "¡qué puto calor! pero no hace mella, me estoy asando en mi propio jugo pero estoy feliz pues puedo disfrutar de los incesantes e implacables rayos del sol" mientras que una persona con mentalidad positiva movería su silla, o se movería ella misma, a la sombra del árbol y asunto solucionado.
Hay un momento para todo, un momento para reír, otro para llorar, uno para ser circunspecto y otro para llenarse de júbilo, eso sí, siempre en procura del bienestar y con mentalidad positiva, que no es lo mismo que jubilo excesivo.
Supongo que estoy sonando muy pragmático, tal vez sí.
Saludos Sancho.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.