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Tema: ... historia de la iglesia bíblica ...

  1. #31
    Fecha de Ingreso
    16-diciembre-2014
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    Predeterminado

    Cita Iniciado por Jorge_Carrillo Ver Mensaje
    Muy Simple, Cristo Es el Dueño de las llaves, Por ese hecho es Él mismo, CRISTO, quien las comparte con quien él quiere. En ningún punto de la biblia se lee que Jesús le quitó las llaves del Reino a Pedro. ni se lee que solo existiese una única llave del Reino.

    Tener las llaves signfica tener poder, tener autoridad. Y cristo Es quien Recibirá todo el Reino para entregarlo al Padre, y Cristo encargó a Pedro su reino acá en la Tierra.
    No se exactamente eso de "reino" porque Jesús dijo "mi reino no es de este mundo"

  2. #32
    Fecha de Ingreso
    15-marzo-2012
    Ubicación
    Colima. México.
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    Cita Iniciado por LDX Ver Mensaje
    y entonces de que iglesias habla el sr intelectito?
    si finalmente todas se unieron a la iglesia romana?
    Si, había aún muchas más congregaciones cristianas que se reunían en casas inclusive y se analizaba la Buena nueva o el evangelio.

    Era la noticia religiosa impactante del momento.

    Pero como todo, para tener un cierto control de este movimiento religioso, se fundaron los obispos regionales.

    No todos ellos era de rectitud deseada, en los hechos e los apóstoles se señala que se procuren tener aquellos de mayor rectitud.

    Ante tal proliferación de la iglesia o un pueblo cristiano, posteriormente Constantino por el año 325 dc, observando el empuje de esta religión, la adopta como forma de controlar su reino religiosa y políticamente.

    Cosa que algunas iglesias no estuvieron de acuerdo y de ahí nació la primera gran separación con los cristianos ortodoxos.

    Posteriormente vendrían más separaciones del poder romano, como sucede con Lutero, Calvino y de ahí se viene el crecimiento que partiera del tronco primigenio, dando lugar a un gran número de ramas cristianas.

    Esto es lo natural, Jesucristo lo sabía. Así como del imperio español se ramificó en muchas naciones americanas y cada una evoluciona a su manera e idiosincrasia. Lo mismo que pasaría con el imperio inglés etc.

    Lo hermoso es observar como este árbol cristiano crece, dentro de las inclemencias que satanás o las bajas creencias, pasiones, ideas desviadas de los hombres quieran desvirtuarlo, ante poniendo falsos para tratar de hacer su legitimización.

    Mas la esencia de la predicación que hizo Jesucristo, es el faro que ilumina el camino correcto. Y aquellas que se desvían, pierden el rumbo ante el señalamiento de todos los hermanos de sentido común a la apreciación de las enseñanzas de nuestro Maestro Jesús.

    Y en su error, está la penitencia.:001_smile::001_smile::001_smile:

  3. #33
    Fecha de Ingreso
    18-junio-2011
    Ubicación
    Santa Cruz - Bolivia ...
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    Cita Iniciado por LDX Ver Mensaje
    y entonces de que iglesias habla el sr intelectito?
    si finalmente todas se unieron a la iglesia romana?
    ...haber observa un momento a este servidor, y lo que cree y lo que defiende y lo que acusa de la religión impostora del cristianismo .. y dime: VES ALGÚN INDICIO DE QUE YO ALGUNA VEZ ME UNIRÍA A ROMA? ...

    .. ahora si mis razones y fundamento está bien claros y por si mismo explícito directamente por la palabra de Dios ... Y ESTO ES LO QUE CREÍAN LAS IGLESIAS DE LOS PRIMEROS SIGLOS ...cual sería la razón por la que ellas se unirían a Roma? ...después de cómo asesinó al cristianismo durante 300 años? ...

    ...Roma simplemente adosa asi misma todo lo que está a su alcance, con la respectiva imposición y supremacía mediática de lo siglos pretende que esto es así porque lo dicen ellos ... y peor arbitrariamente, pasa de imperio perseguidor de cristianos por tres siglos, a imperio cristiano asimilador de la historia de sus víctimas ...

    ...y!! ...como las iglesias que no estaban en Roma y que son las que nombran las escrituras como modelos del cristianismo, continuaban mucho después de la sacralización del trono del papado, trono de cual se creó la inquisición para seguir matando creyentes de las otras iglesias que nunca fueron de Roma, ..hasta que un sacerdote romano con asco del las miserias de su religión trató de reformarla, y que ahora nos lo cuelgan a los creyentes que nunca fuimos de Roma y que hemos sobrevivido a la sangrienta trayectoria de Roma? ...

    .. bien lo prometió Jesús de la supervivencia de su iglesia evangélica hasta nuestros días, porque nosotros fuimos las víctimas de Roma .. y seguimos siéndolo ...

    Mt. 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

    ...acaso Roma no se convirtió en el mismo (hades) infierno de asesinos sicópatas por mil años? ...

    ...y si crees que Pedro es la Roca .. (interpretación mentirosa de Roma) ...

    .. observa: ...

    I Co. 10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.

    ...y Pedro, diciendo que no aceptarían que Cristo era la piedra? ...

    I P. 1:4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

    ... qué pueden decir para refutar la palabra de Dios? ... espero que tu tengas la nobleza de aceptarlo, ya que los religiosos que sabemos cierran sus ojos a la verdad de Dios ...

  4. #34
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    14-octubre-2014
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    Predeterminado

    Hacia el año 39 hallábase San Pedro en Jope, en casa de un tal Simón, de oficio curtidor de pieles. Allí tuvo una extraña visión, y recibió del Cielo la orden de ir a Cesarea, a casa de un centurión llamado Cornelio, hombre caritativo y piadoso, quien también había tenido una aparición de un ángel ordenándole ponerse en contacto con el Apóstol.
    Una vez reunidos en casa de Cornelio, Pedro pronunció un discurso explicando las principales verdades cristianas al centurión y a todos los presentes, familiares e íntimos de Cornelio, que recibieron el Espíritu Santo y fueron bautizados.
    De esta forma entró en la Iglesia el primer grupo de gentiles.

    El Cristianismo en Roma.-
    Entre los tres mil judíos convertidos en Jerusalén por el primer sermón de San Pedro, el día de Pentecostés, había algunos venidos de Roma, que al volver a su patria constituyeron la primera comunidad cristiana.
    A estos cristianos se unieron más tarde otros, que, huyendo de la persecución desencadenada contra la Iglesia de Jerusalén, no se sentían seguros en Palestina, y se dirigieron a la capital del Imperio, fijando su residencia en el barrio judío del Transtíber.

    San Pedro, Obispo de Antioquía y de Roma.-
    Muchos de los cristianos huidos de Jerusalén se instalaron en Antioquía (Siria), formando una floreciente iglesia que gobernó el Apóstol San Pedro por espacio de tres años. Vuelto a Jerusalén el año 42, fue encarcelado por orden de Herodes Agripa, según se dijo en la segunda lección; pero libertado milagrosamente por un ángel, se dirigió, a Roma y se puso al frente del grupo de judío-cristianos del Transtíber. En Roma desplegó una gran actividad.

    En la llamada Catequesis Apostólica enseñó San Pedro de viva voz la doctrina y la vida de Jesús, que aprendió como testigo presencial durante los tres años que anduvo en compañía del Divino Maestro, haciendo muchas conversiones entre los judíos y los gentiles romanos.
    La predicación de San Pedro fue recogida y escrita por su discípulo Marcos, en el segundo Evangelio de los Sinópticos.
    Según la tradición, permaneció por espacio de 25 años en Roma, de la que sólo salió para asistir al concilio que los Apóstoles celebraron en Jerusalén, hacia el año 50.

    En Roma escribió dos Epístolas o Cartas, destinadas a las Iglesias del Asia Menor, fundadas y evangelizadas por San Pablo.

    Martirio de San Pedro.-
    Jesús había profetizado que Pedro moriría crucificado, al decirle aquellas palabras: «Cuando seas viejo extenderás tus manos y te llevarán donde tú no quisieras ir. Esto lo dijo significando con qué muerte había de glorificar a Dios» (San Juan 21, 18 y 19).

    En efecto: durante la persecución decretada por Nerón el año 64, Pedro fue detenido y llevado a la cárcel Mamertina, donde convirtió a sus carceleros Proceso y Martiniano. Condenado a muerte, fue clavado en la cruz el año 67, y por expreso deseo suyo con la cabeza hacia abajo, para diferenciarse de Jesucristo, según afirman Tertuliano, Orígenes y San Jerónimo.

    El Pontificado Romano.-
    La Iglesia fundada por Jesucristo es perpetua, y, por consiguiente, debía ser también perpetuo el cargo de Papa o Sumo Pontífice.
    Al morir San Pedro le sucedieron en el Obispado de Roma y en la dignidad de Vicario de Cristo y Cabeza visible de toda la Iglesia otros Papas, que ejercieron como él sus funciones de Jefe y Pastor de todos los cristianos.

    Esta autoridad del Obispo de Roma ha sido siempre reconocida por todos los fieles y todos los Obispos del mundo, que han considerado a la Iglesia de Roma como «Madre y Cabeza de todas las Iglesias», y a su Obispo, como Papa o «Romano Pontífice».

    Los Papas, sucesores de San Pedro.-
    Al morir San Pedro, siendo Obispo de Roma y Sumo Pontífice de toda la Iglesia, heredaron sus sucesores ambos cargos, con todas sus prerrogativas. Por eso el Obispo de Roma es a su vez Vicario de Jesucristo en la tierra, Pastor universal, Sumo Sacerdote y Pontífice, Maestro infalible de la verdad, como San Pedro, y con poderes de atar y desatar, es decir, de dar leyes y dispensar de ellas a todos los cristianos.
    Los Papas son, por consiguiente, sucesores de San Pedro en el Primado sobre toda la Iglesia.

  5. #35
    Fecha de Ingreso
    14-octubre-2014
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    Predeterminado

    Parte II

    El cristianismo en España: Santiago el Mayor predica en España.-

    En España predicaron el Evangelio los Apóstoles Santiago el Mayor y San Pablo, y siete varones apostólicos, ordenados y enviados a nuestra patria por San Pedro y San Pablo.
    Hacia el año 42, según la tradición, Santiago vino a España y predicó primero en Galicia, y disgustado por el poco fruto que allí conseguía, se dirigió después a tierras de Aragón.
    En Zaragoza recibió la visita de la Santísima Virgen María, que aún no había sido asunta a los cielos, y le animó en su predicación, dejándole el Pilar como prueba de amor a los españoles.
    En honor de la Virgen María se construyó un gran templo, que tiene hoy día categoría de Basílica, y goza de muchísimos privilegios concedidos por los romanos pontífices.

    Martirio de Santiago.-
    Vuelto Santiago a Palestina, fue muerto a golpe de espada por orden de Herodes Agripa. Algunos de sus discípulos trajeron su cuerpo a Galicia, dándole sepultura en Compostela. Tres de ellos siguieron predicando por aquellas tierras hasta su muerte, siendo enterrados junto al Apóstol, como atestigua una veneranda y arraigada tradición.

    Santiago y Compostela.-
    Durante las invasiones de los bárbaros y de los árabes, se perdió el recuerdo de estos sucesos. Pero descubierto de modo providencial el sepulcro del Apóstol, Alfonso II el Casto mandó construir sobre él una pequeña iglesia, que fue destruida por Almanzor. Reconstruida luego y ampliada por los Obispos compostelanos, dio lugar a la actual Catedral, famosa en el mundo entero por su belleza arquitectónica y las innumerables peregrinaciones que de toda Europa la han visitado a través de todos los tiempos.

    Los otros Apóstoles.-

    SAN JUAN EVANGELISTA.- San Juan Evangelista era hermano de Santiago el Mayor. Por su pureza de alma mereció el título de Discípulo amado de Jesús.
    Con Pedro y Santiago asistió a la Transfiguración en el Tabor y a la oración y agonía del Huerto de Getsemaní. Presenció la crucifixión y Jesús le encomendó a su Santísima Madre, de la que cuidó con amor filial hasta su Asunción a los Cielos.

    En las primeras manifestaciones (de la Iglesia, Juan actúa al lado de San Pedro, hasta que se traslada a Éfeso, de cuya Iglesia fue Obispo.
    Desterrado a Patmos, isla rocosa del mar Egeo, escribió allí El Apocalipsis, y vuelto a Éfeso, después de la muerte de Domiciano, el año 96, compuso el Cuarto Evangelio y tres Epístolas o Cartas, en que combate las nacientes herejías que negaban la divinidad de Jesucristo.
    Murió hacia el año 100, después de haber evangelizado diversas regiones del Asia Menor.

    SANTIAGO EL MENOR.- Fue Obispo de Jerusalén, escribió una Epístola católica y murió en el año 62, después de haber sido arrojado del pináculo del templo y taladrada su cabeza. Era hermano de San Judas Tadeo, y ambos parientes de Jesús.

    SAN ANDRÉS.- Hermano de San Pedro, predicó el Evangelio en Asia Menor, llegando hasta Escitia, la Rusia actual. Murió clavado en una cruz en forma de aspa, en la ciudad de Acaya.

    SAN MATEO.- Es autor del primer Evangelio; predicó en Judea y después en Etiopía, donde sufrió glorioso martirio.
    SAN FELIPE.- Predicó en Frigia. En la ciudad de Hierápolis fue crucificado y apedreado.

    SAN BART0L0MÉ.- Evangelizó la Arabia, siendo desollado vivo y decapitado.

    SANTO TOMÁS.- Predicó el Evangelio en la Judea, después de haberlo hecho en Persia y otras regiones. Murió traspasado de flechas.

    SAN SIMÓN CANANEO evangelizó el Egipto y SAN JUDAS TADEO es autor de una de las Epístolas católicas y predicó en Mesopotamia. Reunidos ambos en Persia, sufrieron allí glorioso martirio.

    SAN MATÍAS.- Predicó en Etiopía, ignorándose los detalles de su muerte.

  6. #36
    Fecha de Ingreso
    14-octubre-2014
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    Predeterminado

    Parte III

    Viajes apostólicos de San Pablo.-
    San Pablo realizó tres grandes viajes apostólicos:

    EL PRIMERO por la isla de Chipre y varias ciudades del Asia Menor, convirtiendo al gobernador romano Sergio Paulo, y predicando a los judíos y gentiles la salvación por la fe de Jesucristo, sin necesidad de observar la ley de Moisés. Terminado este primer viaje, volvió a Jerusalén, donde hacia el año 50 se celebró el primer Concilio de la Iglesia, del que más abajo hablaremos.

    EN EL SEGUNDO VIAJE llegó hasta Atenas, en cuyo Areópago pronunció un famoso discurso, convirtiendo a San Dionisio Areopagita. Después entró en Corinto, donde predicó durante año y medio, y organizó una floreciente cristiandad. De Corinto volvió a Jerusalén, y luego a Antioquía (año 53).

    EL TERCER VIAJE consistió en una visita a las iglesias fundadas en Asia Menor, dirigiéndose después a Éfeso, donde se detuvo dos años y medio y consiguió numerosas conversiones. Visitó después las cristiandades de Corinto y Atenas, y volvió a Jerusalén en la primavera del año 58.

    Las Cartas de San Pablo.-
    San Pablo escribió catorce Epístolas o Cartas, destinadas a consolidar la fe de los cristianos convertidos por él. Estas Cartas figuran en el Canon de los libros sagrados como divinamente inspiradas, y son las siguientes: una a los Romanos; dos a los de Corinto; una a los Gálatas o fieles de Galacia; otra a los de Éfeso o Efesios; otra a los Filipenses o cristianos de Filipo; otra a los Colosenses o fieles de Colosa; dos a los fieles de Tesalónica o tesalonicenses; dos a su discípulo Timoteo; una a Tito; otra a Filemón y la última a los Hebreos.
    En todas ellas brillan su vastísima cultura y su gran amor a Jesucristo, junto con un celo ardiente por las almas, una inmensa caridad y una constante solicitud por las nuevas cristiandades.

    Concilio de Jerusalén.-
    Hacia el año 50 reuniéronse en Jerusalén el Príncipe de los Apóstoles, Pedro, y otros varios Apóstoles y discípulos de Jesús. A esta reunión acudió también San Pablo, acompañado de sus discípulos Bernabé y Tito.
    En aquella asamblea, que se llamó el I CONCILIO DE LA IGLESIA, o CONCILIO DE JERUSALÉN, se acordó que los gentiles convertidos al Cristianismo no estaban obligados a observar la ley de Moisés, ni, por consiguiente, a circuncidarse; únicamente deberían abstenerse de comer las carnes de las víctimas inmoladas a los ídolos, de las carnes no sangradas o animales ahogados, que la Ley prohibía al vedar comer su sangre, y de la fornicación, que, no obstante ser prohibida por la ley natural, no era tenida por los no judíos como falta grave.
    Los dos primeros preceptos, que eran un obsequio a la Ley Mosaica, quedaron anulados una vez que la Iglesia de la gentilidad se desprendió de la Sinagoga.
    Más tarde, y en reunión privada entre San Pedro y San Pablo, se dispensó también a los judíos convertidos de practicar la ley de Moisés. De esta manera, todos los cristianos quedaron libres de los preceptos de la antigua Ley.

    San Pablo en Roma.-
    Después del tercer viaje apostólico, llegó Pablo a Jerusalén, llevando una importante limosna de los cristianos de Corinto para los de aquella capital.
    Al enterarse los judíos convertidos al Cristianismo de la presencia de Pablo en Jerusalén, promovieron un tremendo alboroto contra él, porque predicaba la inutilidad de la ley de Moisés, y se dedicaba a evangelizar a los gentiles.
    Este alboroto motivó la detención de Pablo por el tribuno Lisias, que lo puso en prisión, trasladándolo después a la ciudad de Cesarea, para mejor defenderle del populacho, que pedía su muerte.
    El gobernador de Cesarea, Festo, se disponía a juzgarle; pero viendo Pablo el peligro que esto significaba para él, alegó su condición de ciudadano romano, apelando al César para ser por él juzgado.
    En vista de ello, el gobernador Festo lo envió a Roma, adonde llegó en la primavera del 61, después de un largo viaje de seis meses, muy accidentado, durante el cual zozobró en las costas de Malta el barco que lo conducía, salvándose milagrosamente todos los pasajeros.

    Primer cautiverio.-
    Una vez en Roma fue instalado en una casa de alquiler y vigilado por un soldado de vista, que lo acompañaba a todas partes. Recibía y hacía visitas, predicando con libertad el Evangelio, y se le permitía escribir cartas. De esta época son las Epístolas a Filemón, a los Colosenses, a los Efesios y a los Filipenses. Este cautiverio suave terminó el año 63, con la absolución y libertad del Apóstol.

    San Pablo en España.-
    Esta libertad la aprovechó San Pablo para dirigirse a España, cumpliendo así una repetida promesa hecha en su Epístola a los Romanos.
    Predicó en Tarragona, cuya Iglesia fundó, y quizá en la Bética (Andalucía), según consta por testimonios de San Clemente Romano, cuarto Papa de la Iglesia, el Fragmento Muratoriano y varios Santos Padres y escritores eclesiásticos.
    San Clemente Romano, a fines del siglo I, dice que San Pablo llegó «hasta los confines de Occidente», que es como se denominaba entonces a España.

  7. #37
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    Predeterminado

    Parte IV

    Segundo cautiverio.-
    Terminada su estancia en España, San Pablo se dirigió a visitar las iglesias de Grecia y del Asia Menor.
    Habiendo estallado la persecución de Nerón (años 64 al 68), Pablo fue detenido de nuevo y conducido a Roma, hacia el año 66. Esta prisión fue muy dura, según él mismo afirma en su segunda Epístola a su discípulo Timoteo: «Por la predicación del Evangelio padezco trabajos hasta ser encarcelado como malhechor» (II a Timoteo, cap. 2, 9).

    Muerte de San Pablo.-
    Una antiquísima y fidedigna tradición asegura que San Pablo murió en Roma, al final de la persecución de Nerón, en el año 67, y en el mismo día en que murió San Pedro.
    San Pablo murió decapitado a golpe de espada en la Vía Ostiense, siendo sepultado cerca del lugar de su martirio, en el mismo sitio en que hoy se levanta la gran basílica romana de San Pablo Extramuros, uno de los más célebres templos de la cristiandad.
    La Iglesia celebra su fiesta el 29 de junio, junto con la de San Pedro, considerando a los dos Apóstoles como columnas y fundamentos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

    Destrucción de Jerusalén.-
    Los judíos, que no querían soportar el yugo extranjero, se sublevaron contra los romanos el año 66.

    Derrotados en las ciudades, fueron por fin sitiados en Jerusalén por los ejércitos romanos, al mando del general Vespasiano, que fue elegido emperador durante el asedio. Las operaciones fueron continuadas por su hijo Tito, que estrechó el cerco de la ciudad, cortando la entrada de alimentos y las conducciones de agua. Después de siete meses de heroica resistencia por parte de los judíos, entró Tito en Jerusalén, el año 70, destruyéndola por completo y haciendo numerosos prisioneros, que fueron llevados a Roma como botín de guerra.
    El Templo ardió totalmente, por haber arrojado un soldado una tea encendida a su interior. Así se cumplió la profecía de Jesucristo sobre la destrucción de Jerusalén y su Templo, referida por San Mateo en el cap. 25 de su Evangelio.
    Los cristianos; que conocían esta profecía, huyeron a la Decápolis al comenzar el asedio.

    Debes saber que:
    - Con la conquista de Masada el año 73, acabó la sublevación judía, y desde esa fecha se comenzó a reestructurar el judaísmo sin Templo sobre el movimiento fariseo, proceso que se culminó el año 100.
    - Entre los años 132 a 135 se produjo la segunda sublevación judía contra los romanos, liderada por Simeón bar Kosiba, que era aclamado como Mesías. Muerto el adalid, el descalabro fue tal, que fue prohibido a todo judío acercarse a Jerusalén a una distancia en la que, ni siquiera de lejos, pudiera ser avistada; todo fue asolado y sus campos sembrados de sal (para hacerlos improductivos). Esto desembocó en la definitiva diáspora judía.

    Martirio de, San Pedro y San Pablo.-
    El año 67 de la era cristiana y cuarto del imperio de Nerón, fueron detenidos por orden de este cruel emperador los Apóstoles Pedro y Pablo.
    Pedro fue condenado a muerte de cruz; Pablo, a ser decapitado.
    En efecto, Pablo fue muerto a golpe de espada en la vía Ostiense.
    Pedro, al ver la cruz, dijo: «Jesucristo, mi Señor, descendió del Cielo a la tierra; por eso fue colocado en una cruz derecha. Yo soy llamado de la tierra al Cielo; por eso mi cruz debe estar colocada de manera que mi cabeza toque la tierra y mis pies se dirijan al Cielo. Poned la cruz al revés, pues no soy digno de estar en la cruz como estuvo mi Señor».
    Así lo hicieron los verdugos, mientras los cristianos lloraban.
    Ya crucificado, Pedro decía: «Gracias te doy, Buen Pastor, porque las ovejas que me diste sufren conmigo; yo te suplico que participen conmigo de tu Gracia».
    Diciendo esto, expiró. Y viniendo los cristianos, sepultaron los cuerpos de los das Apóstoles en las Catacumbas de la Vía Apia, en el tercer miliario. Año y medio después fueron colocados con gran honor: el de San Pedro, en el Vaticano; el de San Pablo, en la Vía Ostiense, segundo miliario.

  8. #38
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    Parte V

    LAS PERSECUCIONES CONTRA LA IGLESIA

    Las persecuciones.-
    El primer gran obstáculo que se opuso al desarrollo del Cristianismo en el mundo fueron las persecuciones, que por espacio de casi tres siglos ensangrentaron el Imperio Romano.
    Jesucristo las había anunciado cuando dijo a los Apóstoles: «Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán» (San Juan 15, 20). «Va a venir un tiempo en que quien os matare se persuada hacer un obsequio a Dios» (San Juan 16, 2); «pero tened confianza: Yo he vencido al mundo» (San Juan 16, 33).
    La Iglesia superó esta tan terrible prueba de las persecuciones gracias a la fortaleza que Jesucristo concedió a los Mártires, que en número incalculable dieron su vida por la Religión Cristiana.

    Carácter y causas de las persecuciones.-
    Las persecuciones tuvieron aspectos muy variados, pues los perseguidores no se limitaban a atormentar o quitar la vida a los cristianos, sino que les hacían apostatar, los privaban de sus bienes y derechos civiles, destruían los libros y objetos sagrados e impedían su comunicación con los sacerdotes y obispos.
    Se emplearon contra los cristianos los más diversos y horribles instrumentos de martirio: la pez y el aceite hirviendo, la hoguera, las fieras del circo, la crucifixión, etc.
    No sólo se perseguía a los varones, sino también a las mujeres y a los niños.
    Las CAUSAS de las persecuciones fueron también muchas: el odio de los judíos, de los gentiles, de los filósofos y poderosos del mundo pagano a la nueva Religión; pero, sobre todo, el que los cristianos negaban el culto al emperador, cosa que los hacía odiosos e impopulares.
    A las persecuciones se les dio carácter legal, por cuanto se acusaba a los cristianos de hechicería y sacrilegio, por no querer ofrecer sacrificios a los dioses del Imperio. También se les acusaba de reunirse ocultamente para conspirar contra el Estado y el Emperador.

    Principales persecuciones.-
    Aunque se enumeran diez persecuciones generales decretadas por los emperadores romanos, hubo muchas otras de tipo regional, organizadas o consentidas por los gobernadores de las provincias, y aun por el mismo populacho.

    Los principales edictos de persecución fueron dados por Nerón, Domiciano, Trajano, Decio, Valeriano y Diocleciano.

    En el verano del 64 fue incendiada la ciudad de Roma por orden de NERÓN. Culpados los cristianos de este desastre, se les persiguió cruelmente, se les atormentó de mil modos y se produjeron muchos mártires, entre los que cabe contar a San Pedro y San Pablo, en el año 67. Esta persecución, aunque fue muy dura, se limitó a la ciudad de Roma.
    El emperador DOMICIANO, tan cruel como Nerón, quiso ser adorado como dios. Al negarse a ello los cristianos, dio órden de que se los persiguiera. Sufrieron martirio durante esta persecución Flavio Clemente y su esposa, Flavia Domitila, parientes del Emperador.

    El apóstol y Evangelista San Juan fue introducido en una caldera de aceite hirviendo, librándose milagrosamente de la muerte.
    El emperador TRAJANO, de origen español, dispuso que no se buscase a los cristianos, sino que se castigase a los acusados y convencidos de cristianismo. Entre los mártires de esta persecución se cuentan San Clemente Romano, Papa, y San Ignacio, Obispo de Antioquía.

    DECIO intentó restablecer el culto al Emperador, y como los cristianos se opusieran a ello, les persiguió con furia. Algunos se mostraron débiles, pero la inmensa mayoría permaneció fiel, siendo muchísimos los mártires por la fe, entre los que destacan el Papa San Fabián y Santa Águeda.
    VALERIANO persiguió primeramente a los sacerdotes, y después a todos los cristianos en general. Fueron martirizados en esta persecución el Papa San Sixto y su diácono San Lorenzo, español; también el niño San Tarsicio, acólito de una iglesia de Roma. Esta persecución produjo muchos mártir en el Norte de África.
    El emperador DIOCLECIANO publicó cuatro decretos de persecución, entre los años 303 al 304. Hubo incontables mártires, tanto en Oriente como en Occidente, donde murieron Santa Inés y el Papa San Marcelino. En España fue extraordinariamente dura la persecución, por el odio que el cruel Daciano, gobernador de la provincia tarraconense, profesaba a los cristianos.

  9. #39
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    Parte VI

    Las Catacumbas.-
    Durante las persecuciones adquirieron mucha importancia las Catacumbas. Eran éstas, en su origen, cementerios subterráneos, debidos a la caridad de las familias nobles romanas, que donaban sus propiedades a los cristianos para que fuesen enterrados en ellas.
    Convertidas en lugares de culto, los cristianos se reunían en ellas para celebrar la Santa Misa y otras funciones litúrgicas, sirviendo de refugio a los perseguidos en muchas ocasiones.
    La longitud de las galerías subterráneas que forman las Catacumbas es de unos 870 kilómetros, ya que rodean la ciudad de Roma. También las había en otras ciudades, como Alejandría, Nápoles, etc.
    Estos corredores tenían de cuando en cuando unos ensanches, a manera de plazas, donde se reunían los cristianos para celebrar los aniversarios de los mártires y otras solemnidades litúrgicas. Las más notables catacumbas de Roma son las de San Calixto, Papa, y las de Santa Priscila.

    En los sepulcros y capillas de las Catacumbas pueden hallarse las primeras manifestaciones del arte cristiano, consistentes en pinturas y dibujos de Jesucristo, de la Virgen María, de los Apóstoles y de los Mártires.
    5. Los mártires españoles.-
    Siendo España una provincia importante del Imperio Romano, y estando tan arraigado en ella el Cristianismo, no es de extrañar que sus mártires fueran muchos y notables por su heroísmo y su fe.
    De las primeras persecuciones no tenemos datos, porque se circunscribieron a Roma y otras provincias más próximas a Italia; pero de los restantes existen datos preciosos.

    En la persecución de Valeriano sufrieron martirio, además de San Lorenzo, ya citado, San Fructuoso, Obispo de Tarragona, con sus diáconos Augurio y Eulogio.
    En la de Diocleciano, los Santos Emeterio y Celedonio, de Calahorra; en León, San Marcelo, el cual era centurión o capitán de una de las legiones allí establecidas; en Sevilla, Santas Justa y Rufina; en Zaragoza, Santa Engracia y los Innumerables Mártires; en Barcelona, Santa Eulalia; en Mérida, otra Santa Eulalia; y en Alcalá de Henares, los niños Justo y Pastor.

    Fin de las persecuciones: el edicto de Milán.-
    El emperador Diocleciano dividió el inmenso Imperio Romano en dos partes: la oriental y la occidental. El se quedó dueño del Oriente con el título de Augusto y asignó el Occidente a Maximiano, con el mismo título de Augusto.
    Unos años después nombró a cada Augusto un auxiliar con derecho a sucesión, llamado César. El César del Oriente fue Galeno, y el de Occidente, Constancio Cloro.

    En Oriente se desarrollaron así las cosas: Renuncia Diocleciano al cargo de Augusto y le sucede Galeno, que nombra César a Maximino Daza. Muere Galeno, y Maximino Daza es derrotado por Licinio, que queda dueño único de todo el Oriente.

    En Occidente ocurre lo siguiente:
    Renuncia Maximiano al cargo de Augusto y le sucede Constancio Cloro, que nombra César a Valerio.

    Muere Constancio Cloro y le sucede su hijo Constantino, no Valerio, que es suplantado y vencido por Magencio, hijo de Maximiano.
    Entre Constantino y Magencio se entabla una lucha, que termina con la victoria de Constantino en el Puente Milvio, cerca de Roma, donde tiene la visión de la Cruz.

    Así queda Constantino único dueño de todo el Occidente.
    En enero o febrero del año 313 se reúnen Licinio y Constantino en Milán, donde publican un famoso edicto, por el cual dejaban en libertad a todos los súbditos del Imperio para seguir la religión que quisieran.
    Esto significaba que el Cristianismo podía ser practicado libremente en todo el Imperio Romano. ¡Una era de paz comenzaba en la Iglesia!

    Constantino devolvió a la Iglesia todos los edificios y bienes que injustamente se le habían arrebatado, y por su iniciativa y a sus expensas se construyeron espléndidos templos, tanto en Roma (San Pedro del Vaticano, San Pablo Extramuros y San Lorenzo), como en Constantinopla (Santa Sofía, etc.).
    Con el edicto de Milán cesaron las persecuciones, que, si bien produjeron, incontables mártires, fueron un medio providencial de que el Señor se valió para difundir el Cristianismo: «Nos multiplicamos cuanto más somos torturados... La sangre de los cristianos es semilla de nuevos cristianos», decía Tertuliano, a fines del siglo II.

  10. #40
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    - ¿Por qué consiente Dios que su Iglesia sea perseguida?

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