ETERNO DELIRIO
Sí, cada minuto,
y aún más, cada hora,
nos arranca tenaz
el ansia de lograrla.

Sí, cada minuto,
y cada instante,
nos atenaza la mente
mientras persiste
el deseo inacabado
y vamos tras ella.

Sí, cada minuto,
en el momento,
pedimos con gritos
de silencio poseerla.

Cada minuto, ahora,
instante y siempre,
acudimos inermes
a pedirla que venga
a nuestra puerta,
nos abrace, y quede,
ella, con nosotros.
POLgarcìa