¿Y ahora qué hago con semejante chunche afuera?
Les cuento mi tragedia.
El jueves pasado salí con unos amigos y amigas a comer, conversar un rato y en fin, pasarla bien. Resultó que la velada su puso amena y una cerveza trajo la otra y así un buen rato hasta que de un pronto a otro yo me percaté de que me había pasado de tragos y que sería una imprudencia total salir de ahí en mi vehículo. Con esa idea en mente decidí hacer algo que nunca había hecho, opté por devolverme a casa en un autobús.
Llegar sano y salvo a casa fue una experiencia totalmente agradable y placentera, sobre todo teniendo en cuenta que nunca en mi puta vida había manejado un bus.
Ahora tengo un bus aparcado en frente de mi casa y no sé de quién putas es y para colmo de males no me acuerdo dónde dejé el carro.
Mi pena es sencilla y nada misteriosa y, como tu alegría, por cualquier cosa estalla.