Pensaba que los tiempos de Zampabol serían más antiguos que los míos, pero veo que yo debo ser más viejo, pues en mis tiempos, solo con pensar en echar 6 o 7, el bofetón que me llevaba me haría creer que había parido Franco. Ahora los adolescentes lo piensan y lo ejecutan (al amanecer… o al anochecer o cuando les salga del nabo). Bueno…, realmente, una cosa es pensar y otra creer que el pensamiento se pueda hacer realidad. Yo pienso en que me toque la lotería, pero no voy comprándome mansiones y yates por ahí, a cuenta del boleto que me vaya a tocar. Que haya adolescentes tontos, lo hemos visto todos, incluso cuando éramos adolescentes (cómo de tontos serían si eran más que nosotros…). Adolecen... adolecen bastante.

Yo siempre he sido un “caballero español”, cosa que ya no existe desde hace tiempo (realmente, ya no existen caballeros y no existen españoles. Lo que hoy habita la “piel de toro” son semovientes con moléculas orgánicas, vulgo pegotes, como dirían los abortistas de los embriones, que bien podrían ser de Beluchistán o la Cochinchina).

Vuelvo a lo de Zampabol. Pero…, ¿tanto han cambiado las cosas en este país?. Sí, claro, y ya lo dijo el profeta Arfonzo Guerra que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió. La verdad es que este año hace 20 que hice la mili. ¿Y qué es eso, dirán los adolescentes modernos?. La verdad es que soy un carroza y cuando oigo reggaeton, me dan ganas de apretar el botón nuclear de Obama (no sé si tiene algo que ver con el tema o será que estoy escribiendo según voy pensando, jojojo ). Azín que…, pues juego al “preguntados” y gano las partidas

(¡Hay que ver cómo me enrollo! y como divago, y todo por unos 6 o 7 quiquis que, salvo los fanfarrones –y sin sacarla-, aquí no hay quien lo cometa. Habrá que pedir consulta al Dr. Love)