Saludos Eduardo, paz contigo.
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2.*** LA RELACIÓN DE MARIA CON EL HIJO, “María Madre de Dios Hijo”
La relación de María con el Hijo, es decididamente más indiscutible. Ella es su verdadera Madre. María es la Madre del Señor (Lc 1,43), según el testimonio de la Escritura; la Madre de Dios. El Concilio de Éfeso (431) ha sido muy claro, al definir no que María sea madre del hombre Jesús, sino que es Madre de Dios. "Porque no nació primeramente un hombre cualquiera de la santa Virgen y luego descendió sobre él el Verbo; sino que unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne. De esta manera, los santos padres no tuvieron inconveniente en llamar Madre de Dios (Theotókos) a la santa Virgen". (DS 251). María es Madre de la única Persona –la segunda de la Trinidad- que tiene dos naturalezas distintas y, a la vez, unidas en esa Persona. Ella engendró la única Persona que existe en Jesucristo: al Verbo Encarnado. Por eso es María es la verdadera Madre de Jesucristo. “Sin María, la entrada de Dios en la historia no llegaría a su meta, por cuanto no alcanzaría la declaración del Credo: que Dios no es únicamente un Dios en sí y para sí mismo, sino un Dios para nosotros”, escribía el entonces cardenal Ratzinger, después Papa Benedicto XVI en su libro “La Eucaristía, centro de la vida”.
La relación de María con su Hijo, es íntima, desde la gestación y luego en el parto, con verdadero cariño de madre, ella; “Dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada" (Lc 2,7.12.16). La relación como madre, se manifiesta luego por la preocupación por su hijo que; "iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres" (Lc 2,52). Es la misma preocupación de la que relata el Evangelio luego de encontrarlo en el templo a los doce años: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando" (2,41-50). Por tanto, está claramente manifiesta que las relaciones maternales eran tan palpables, que el Evangelista san Marcos lo expresa escuetamente como "el hijo de María" (Mc 6,3). Los sucesos de Caná y el de la Madre al pie de la cruz son una prueba más de ello.
3.*** LA RELACIÓN DE MARIA CON EL ESPIRITU SANTO, “María Esposa de Dios Espíritu Santo”
San Francisco de Asís ha llamado a María Esposa del Espíritu Santo. Gracias a que María se entregó por completo a la voluntad del Padre y se puso a disposición plena del Espíritu Santo, el Verbo pudo tener un cuerpo para vivir en medio de nosotros para realizar la salvación que necesitábamos. San Francisco de Asís, en una oración, dice la relación de María con las tres personas de la Santísima Trinidad: "Santa María Virgen, no hay mujer alguna, nacida en el mundo, que te iguale, hija y sierva del Altísimo Rey, el Padre celestial, madre del santísimo Señor nuestro Jesucristo, esposa del Espíritu Santo..., ruega por nosotros a tu santísimo Hijo querido, Señor y Maestro". (Oficio de la Pasión del Señor, Fonti Francescane,n. 281)
Dios Padre eligió a la siempre Virgen María desde toda la eternidad como “Madre toda santa y la adornó con dones del Espíritu Santo”, es así, como la reflexión teológica destaca que la intervención santificadora del Espíritu en la Virgen María ha sido un momento culminante de su acción en la historia de la salvación. Los santos Padres han atribuido a la acción del Espíritu la santidad original de María, como plasmada y convertida en nueva creatura por El, y es así, como reflexionando sobre los textos evangélicos, revelaron en la intervención del Espíritu Santo una acción que consagró e hizo fecunda la virginidad de María y la transformó en Templo o Tabernáculo del Señor, Arca de la Alianza o de la Santificación.
El relato de la Anunciación, nos muestra como María es circundada en el misterio de Dios Padre, en especial con humildad para acoger por obra y gracia del Espíritu Santo al Hijo del Padre. El Espíritu Santo, es esposo de María, ella es parte de la relación de amor eterno entre el Padre y el Hijo, y también la relación de amor que une al Padre con el Hijo encarnado en su seno. El Espíritu Santo es también el vínculo de la alianza entre Dios y los hombres en la Iglesia. María, arca de la alianza, Esposa de las bodas escatológicas entre Dios y su pueblo. María, está íntimamente vinculada al Espíritu Santo, derramado sobre ella para actuar la nueva y eterna alianza, sellada en la sangre de Cristo. En el Espíritu Santo, María se une con el Padre y con el Hijo. En el Espíritu Santo, María participa de la fecundidad del Padre y de la filiación del Hijo. Esposa en el Espíritu, vínculo de unidad, sello del amor divino en su vida trinitaria y en su actuación salvadora. Madre del Hijo de Dios, hija predilecta del Padre, María es "templo del Espíritu Santo" (LG 53), "sagrario" y "mansión estable del Espíritu de Dios" (MC 26). El Espíritu es el que hace de María la Esposa, haciéndola Virgen Madre del Hijo y de los hijos de la nueva alianza.
fuente:
www.caminando-con-jesus.org