Si ese es tu pensar y proceder. No te culpo. Solo te señalo lo que la Biblia nos prohíbe. Solo Dios y tú saben si le prestas demasiada atención y reverencia a una escultura o imagen o no.
Yo observo que por lo general no es así, y que la adoración a las esculturas e imágenes llegan hasta las lágrimas en muchas personas confundidas en templos y procesiones. Altares templarios, de calle o de hogar. Dios les perdone a quienes les han inculcado este vicio maldito de la idolatría. Mientras Satanás vive a espesas de sus promotores, quienes deberían más purificar a sus creyentes y no llenarlos de inmundicia de la baja dimensión.