Muchas personas se sorprenden al enterarse de que los testigos de Jehová no creemos en el fuego del infierno, o les cuesta aceptar que no crean en ello. Y a los testigos siempre nos ha gustado saber cuál es el punto de vista de los demás. Como hay tantas opiniones diferentes sobre el tema del infierno, siempre le preguntamos a las personas cual es la suya. La mayoría cree que las personas realmente malas van al infierno cuando mueren y que allí son atormentadas para siempre. Ese es un punto de vista muy común. Algunos opinan así por algo malo que les sucedió. Como por ejemplo la muerte de un familiar. Hay quienes defienden la existencia del tormento del infierno porque han sufrido por culpa de personas malvadas. Cuando alguien es victima de un asesinato, las víctimas inocentes desean que quienes cometen crímenes paguen por ellos. Esos sentimientos son normales.
La Biblia enseña que a Dios también le indignan los crímenes y promete castigar a quienes los cometen. Asi lo expresa en Isaías 3:11: “¡Ay del inicuo!... Calamidad; ¡pues el tratamiento que con sus propias manos dispensó le será dispensado a él!”. Así que podemos estar seguros de que Dios sí castigará a este tipo de personas. Pero ¿cómo va a hacerlo si, según nosotros, no hay infierno? Esa es una muy buena pregunta. En pocas palabras, la respuesta es que Dios castiga con destrucción eterna. Analicemos lo que dice la Biblia en 2 Tesalonicenses 1:9. “Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor.”
Así que ahí lo tenemos: Dios castiga con muerte eterna a quienes considera inicuos. Ellos no tienen posibilidad de volver a vivir en el futuro. Pero puede que no nos parezca justo. Porque todo el mundo se muere. ¿No merecen ellos un castigo peor?
La verdad es que Dios creó a los seres humanos con un concepto innato del bien y del mal. Él valora mucho la justicia. Pero cuando los líderes religiosos enseñan que Dios castiga a la gente en un infierno de fuego, lo que en realidad hacen es representar a Dios como alguien muy injusto. ¿Qué queremos decir? Por poner un ejemplo. Todos conocemos el relato bíblico de Adán y Eva cierto? Donde Dios les dijo que no comieran del fruto de un árbol, pero desobedecieron. En Génesis 2:16, 17dice: “También impuso Jehová Dios este mandato al hombre: ‘De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás’”. Como hemos visto, ¿qué dijo Dios que ocurriría si Adán comía del fruto prohibido? Dijo que Adán moriría. Exacto. Ahora pensemos: el pecado de Adán fue la causa de que todos los seres humanos naciéramos pecadores. Y sin embargo, incluso en este caso, ¿dijo Dios que lo iba a atormentar en un infierno? No. Pero si Adán y Eva corrían peligro de ser atormentados para siempre, ¿no les parece que Dios debería habérselo advertido? ¿No habría sido eso lo justo y amoroso? Claro que si.
Pensemos también en lo que Dios les dijo a Adán y Eva después que pecaron. En Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.” Según dijo Dios, ¿a dónde iría Adán al morir? Dijo que volvería al polvo del suelo. Ahora bien, cuando decimos que alguien vuelve a un lugar, lo lógico es que haya estado allí antes, ¿verdad?
¿Y dónde estaba Adán antes de que Dios lo creara? Simplemente no existía.
Y observemos que en la sentencia divina no se hace mención del infierno. ¿Estaría bien que Dios le dijera a Adán que volvería al suelo del que había sido tomado si en realidad iba a condenarlo a sufrir tormento en un infierno? Claro que no, no sería justo. Por otro lado, normalmente, ¿quién piensa la gente que está “a cargo” del infierno? ¿Quién se supone que castiga a las personas que van allí? El Diablo. Pero pensemos en esto, el Diablo es el peor enemigo de Dios, ¿verdad? Si Dios enviara a la gente mala a un infierno para ser atormentada por el Diablo, ¿no daría eso a entender que existe cierto grado de colaboración entre ambos?
Para poner un ejemplo, si somos padres, y nuestro hijo se volviera muy rebelde e hiciera un montón de cosas que nos angustiaran. ¿Qué haríamos? Lo mas lógico es que trataramos de corregirlo, y lo intentaríamos una y otra vez. Pero supongamos que a pesar de todos nuestros intentos, él rechaza lo que le decimos. Llegará un momento en que tal vez pensemos que no tenemos más remedio que castigarlo de algún modo. Pero ¿qué hay si descubrieramos que un hombre sin escrúpulos ha estado influyendo en nuestro hijo, enseñándole ese tipo de conducta? Nos enojaríamos muchísimo con el hombre, cierto? Ahora sabiendo que fue él quien puso a nuestro hijo en contra nuestra, ¿le pediríamos precisamente a ese hombre que se encargara de castigar a nuestro hijo? Claro que no. No tendría ningún sentido.
¿Tendría sentido, entonces, que Dios le pidiera a Satanás que castigue a las personas que el propio Satanás ha llevado por el mal camino? Además, si Dios quisiera que los inicuos fueran atormentados, ¿por qué iba a prestarse el Diablo a cumplir la voluntad de Dios, siendo como es su archienemigo?
Pero podemos estar seguro de que Dios sí tomará medidas contra los pecadores incorregibles. En Salmo 37:9. Dice: “Los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra.”
En otras palabras, los destruirá permanentemente. Pero las personas buenas —“los que esperan en Jehová”— vivirán para siempre aquí en la Tierra.