TALISMANES
Ahora veamos lo que el señor C. W. Leadbeater nos dice sobre los talismanes.
Antiguamente existía la creencia general de que una joya o casi cualquier
otro objeto se podía saturar mesméricamente de buenas o malas influencias;
y aunque en nuestros modernos tiempos se considerará esta creencia
como una mera superstición, ello no obstante, es un hecho indudable
que tales fuerzas pueden ser almacenadas en un objeto físico, y conservarse
en el durante un periodo largo de tiempo. Un hombre puede sin ningún
género de duda verter su magnetismo en un objeto semejante, de modo tal,
que su especial grado de vibración irradiará de este objeto exactamente
del mismo modo que la luz irradia del sol. Naturalmente, la influencia vertida
en dicho objeto puede ser buena o mala, benéfica o perjudicial.
En muchos casos, semejante acción magnética se parece a un cordial, es decir,
es altamente estimulante; en otros casos está arreglada con el objeto especial
de calmar y aliviar al paciente de modo que puede dominar sus temores
o su agitación. Semejante talismán puede ser magnetizado con el fin especial
de prestar fuerza a un hombre para que resista una determinada tentación,
la del sensualismo por ejemplo, y no cabe duda de que si está convenientemente
saturado contribuirá mucho a conseguir el resultado apetecido.
Esto nos explica lo que se dice de las relíquias de los santos, así como el fundamento
de la veneración que en todas partes se siente por ellas, y la creencia en su eficacia.
Cada uno de nosotros tiene su clase especial de vibración mental y astral,
y cualquier objeto que haya estado por largo tiempo en contacto con nosotros,
está saturado de estas clases de vibración, y puede a su vez irradiarlas
o comunicarlas con reconcentrada energía a cualquier persona que lleve dicho
objeto o se le ponga en íntimo contacto consigo. De ahí, pues, que cualquier objeto
que haya estado en íntimo contacto con algún gran santo o persona muy piadosa,
conservará una gran parte de su magnetismo individual, y tenderá naturalmente
a reproducir en el hombre o mujer que lo lleve, algo de aquel mismo estado
de piedad o compasión que existía cuando lo llevaba el individuo de quien procede.
Conozco muchos casos en los que estos talismanes, en los que, por su mediación,
fue posible calmar incluso aliviar a personas postradas en cama por alguna enfermedad
nerviosa, de modo que pudieron conseguir el reposo que tanto necesitaban.
No debemos olvidar que en muchos casos la fe del que lleva el talismán contribuye
bastante al buen resultado. Si se consígue impresionar fuertemente a una persona
por alguien en quien ella tenga una perfecta confianza de que un determinado
talismán porducirá infaliblemente un resultado positivo, entonces su misma firme
convicción de que el resultado tendrá efecto, ayuda en gran parte a producirlo.
No obstante, existe la posibilidad de que este produzca su efecto hasta en aquellos
que ignoran su presencia. Cuando ciertos objetos están fuertemente saturados
del magnetismo de un mesmerizador potente, este magnetismo lo conservan
durante un largo periodo de tiempo. En el Museo Británico Gnóstico hay talismanes
que todavía irradian un poderosa influencia, cuando fueron magnetizados hace unos
1, 700 años; y algunos escarabajos egipcios todavía son efectivos aún cuando
son mas antiguos que dichos talismanes. Se puede saturar objetos de magnetismo
para el bien como para el mal, y cualquiera que se tome el trabajo de leer la
Historia de la Magia de Ennemoser, hallará diversos ejemplos de esto.
Ignacio el Mago.