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El Respeto es algo bueno.
Todo el mundo gusta de ser respetado.

Al comienzo de la historia, la palabra Respeto, no tenía nada que ver con sentimientos. Respeto en Latín, es el pasado de un verbo que quiere decir: mirar para atrás. Es de esta antigua interpretación que derivó la expresión: “Con respeto a última conversación que tuvimos la semana pasada...”.
La frase no quiere decir que la conversación mereció cualquier reverencia especial. Simplemente quiere decir que la persona recordó la conversación. Miró para atrás.

El sentido moderno de Respeto, viene de ahí. Cuando evaluamos una persona, se mira para atrás. Para el pasado de ella. Ahí es que decidimos que tipo de estima o credibilidad ella va a merecer.

Respecto es algo que no se exige, es algo que se construye.

Cuando en una discusión alguien dice: “Respeto su punto de vista”. La traducción es: Su histórico demuestra que Ud. ya tuvo otros puntos de vista que parecían equivocados, pero que al final dieron cierto.

Cuando un Jefe dice: “Me respeta porque yo soy su Jefe”, el está confundiendo el respeto que el cargo merece, con el respeto a él, como ocupante de un cargo, al que todavía no ha hecho nada por merecer.

Cuando un dirigente de fútbol dice: “Nosotros tenemos un pasado de gloria que los otros clubes tienen que respetar” eso quiere decir que el equipo actual no merece respeto ninguno, y que acabará en la segunda división.

Los recién ingresados en las empresas (o en los foros) son poco respetados. No es porque no tendrán un buen futuro, sino porque todavía no construyeron un buen pasado.

La historia demuestra que hay dos maneras prácticas de conseguir ser respetado: Una es a la fuerza y la otra es a inteligencia.

El gigante Goliath tenía fuerza.
El pequeño pastor David tenía apenas unas tiras de cuero para arrojar piedras.
El respeto como Gloliath aprendió, no es solo tener mucho.

Es simplemente saber usar con inteligencia, lo poco que se tiene.



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