Iniciado por
Teológico
En sentido estricto, la palabra igualdad denota la concordancia absoluta que hay entre dos o más seres.
Aunque a decir verdad, esto solo puede darse en nuestra imaginación y nunca en la realidad, porque es algo ilógico e irrealizable. Ya que, para que un ser sea absolutamente igual a otro, los conformantes de éste deben ser en esencia y sustancia los mismos conformantes del otro.
Lo cual es imposible desde todo punto de vista, porque los conformantes de un ser solo le pertenecen a él dado que ellos son los que le confieren su propia individualidad, es decir, los que lo hacen ser él, y solo él. Afirmación ésta que es respaldada por la Lógica cuando en uno de sus principios sentencia: "Una cosa solo puede ser igual a si misma".
Y que es respaldada también, por el hecho de que cuando Dios engendró a su amado Hijo unigénito, es decir, al denominado "Principio de la Creación", no lo hizo igual a él como podríamos llegar a pensar basándonos en la errada suposición de que la igualdad es la que expresa la mayor concordancia entre un ser y otro. Sino que lo hizo semejante a él -como bien lo sabemos por las Escrituras-, porque la semejanza es la que en verdad expresa dentro de la lógica a la mayor concordancia que se puede dar entre un ser y otro.
Pero eso sí, no pensemos que la semejanza de que hablamos es la misma a la que aludimos cotidianamente, y que entre otras cosas, debe ser revaluada semánticamente porque no reúne los requisitos lógicos para ser considerada como tal. Es decir, esa que para poder configurarse nada más exige que los seres a comparar sean altamente parecidos entre ellos.
Sino que estamos hablando es de la más pura semejanza, de la primera y más directa que existe entre todo lo existente, y que únicamente reposa y puede reposar es en Cristo.
Ahora bien, de seguro nos preguntaremos: ¿Cómo así que hablamos es de la primera y más pura semejanza que existe?,¿Es que acaso también existen otros niveles de semejanza? ¿Y como así que reposa y solo puede reposar en Cristo?
Pues antes de contestar estas preguntas, es necesario tener en cuenta que estos planteamientos están dirigidos más que todo a mentes cristianas, ya que la creencia irrebatible en la existencia de Dios y la certeza de que él es el origen y directriz de todo lo existente por aparte de él, son dos aspectos absolutamente indispensables para poder comprender el "porqué" de todo lo que planteo en estas notas.
Así que, no dudando los cristianos de que la lógica que rige a las creaciones de Dios, tanto la espiritual como la física, tiene su origen es en él, y que los hombres como parte de dicha creación también estamos regidos por esa misma lógica, y como tales, sujetos a tener que hacerla efectiva en todos nuestros actos; damos respuesta a continuación a los anteriores interrogantes.
Sabiendo nosotros, que Cristo es la directa y primera obra del Padre, y que además de eso es semejante a él. Pues, no nos queda sino aceptar sin temor a imprecisiones, ya que lo que hacemos es reconocerle su plenitud, que es en él en quién recae todo lo que es más directo con respecto del Padre, incluyendo dentro de ese todo a su semejanza, por supuesto.
De tal manera, que ante la primera pregunta: ¿Como así que hablamos es de la primera y más pura semejanza que existe?, respondemos diciendo que así es, porque estamos hablando es de la semejanza que se encuentra expresada en la primera y directa obra que realizó Dios (Cristo), y a la cual le corresponde toda primacía. Y ante la tercera pregunta (la coloco en este orden porque se relaciona más directamente con la primera): ¿Cómo así que ésta primera semejanza solo reposa y debe reposar es en Cristo?, la contestamos diciendo, que es así, porque él y nadie más es quién la representa al ser el primero y único portador de la misma.
Y ante la última pregunta: ¿Es que acaso hay otros niveles de semejanza?, la respondemos diciendo que eso también es una realidad. Que primero está la semejanza de Cristo con respecto de su Padre, la cual es directa y primera entre todas. Y después está la de los ángeles con respecto del Padre, que difiere de la de Cristo, porque no es directa con relación al Padre, sino que se da es a través de la semejanza de Cristo. Es decir, que ellos son semejantes al Padre, pero solo lo son por medio de ser semejantes al que es directamente semejante al Padre, es decir a Cristo.
Pero si profundizamos un poco más, podemos decir, que con respecto a la semejanza de los ángeles, ésta encierra dentro de sí a innumerables semejanzas o jerarquías. Al punto de que un ángel difiere de otro en cuanto a semejanza o jerarquía con respecto del Padre.
Así que, si acatamos la imposibilidad lógica de que haya igualdad entre dos o más seres, debemos decir sin temor a equivocarnos, que tampoco existen dos ángeles iguales, como bien lo expresó el apóstol Pablo en 1a. de Corintios 15:41 cuando dijo: "... pues estrella difiere de estrella en gloria".
Finalmente, concreto diciendo que la igualdad no existe entre dos individuos, y que lo que más cercanamente puede existir en cuanto a comparaciones entre un ser y otro es la semejanza, la cual, como vimos a través de la misma lógica de las cosas de Dios, tiene sus jerarquías, y de ellas la primera es la que yace en Nuestro Señor Jesucristo.