Mujer proveedora de hermosura que anima el amanecer. Entre tus ardientes pechos quiero amanecer cada día. Fundirme en tu cuerpo, y en llamamiento de vulva, reclamado por pasión, besar cada poro de tu piel, y entrar en ti. Ser parte de ti de la cabeza a los pies. Y vivir eternamente en tal abrazo celestial.

El beso que tú me diste
lo llevo preso en mi boca,
desde el día que te fuiste
en mis labios se resiste
porque su sabor te evoca.

Era por mi beso instado
y tu beso lo instruía,
borraba todo pecado
porque si estaba a tu lado
todo mal se diluía.

Besos que en nuestra memoria
cuando a tus labios se adhieren
se hacen parte de tu historia,
tu biblioteca amatoria,
los besos que nunca mueren.