Una cosquilla permitida
En el patio de la casa existe una baldosa olvidada.
Ella lleva años de penitencia y de indiferencia.
Carece de la fuerza de sus hermanas, me refiero al color y al porte egregio de las otras.
Esa baldosa está amonestada por el tiempo y trastornada por las inclemencias.
Se siente rendida y requebrajada. Se siente sola en el patio y, a veces, de su relieve el agua brota.
Está atenazada al cemento del patio y la visitan las hormigas.
No tiene amigas en su retablo olvidado, aunque crece un embrujo de cesped sobre su cuadrilátero.
No tiene sombra en verano, pues el pino no llega a darle su mimo; no tiene la paz de sus hermanas
que redoblan en torno a la canilla y son custodiadas por el fresno.
Hoy esa pobre baldosa recibió el aliento de un sapo y se sintió rendida a su encanto. Y fue su primera vez, que sintió un orgasmo.
Llegaron los picapedreros y otro orgasmo, nuevamente.
Los albañiles rompieron todas las baldosas para hacer un piso de cemento, pero a la vieja baldosa
olvidada y desprolija, perdonaron su impronta y sobre ella, depositaron una gran maceta de romero.
que abierta en su base dejaba sus raíces expuestas.
Ella ( la baldosa) ya duerme contenta, sopesando el olvido y acariciando el entramado de la flora.
¡Es que la raíz de la planta, hoy, acaricia su seno desnudo!.
Última edición por summerysunset; 21-ago.-2014 a las 17:56
Razón: Mejora
"Soy apenas una llave entre el manojo de otras tantas que posee el carcelero"