Espìritus Selknam - Tierra del Fuego

Espìritus de la noche

Anochece en Tierra del Fuego, las nubes se oscurecen y desde la costa se desata un viento que azota las hojas de los árboles. En la aldea, las mujeres avivan el fuego al interior de sus chozas de troncos y cueros de guanaco. Refugian a sus niños y nadie oculta su inquietud. La noche que se avecina trae el presagio de espíritus atemorizantes.



Los hombres adultos y jóvenes se han retirado del campamento y se hayan reunidos en la gran choza de hain. Desde fuera, sòlo se escuchan murmullos de canciones y palabras que no se entienden. Los cazadores invocan a los espíritus para atraerlos al bosque y a la aldea.



En la puerta de la amplia cabaña, se insinúa el cuerpo alargado de Xalpen, un espíritu femenino cuyo poder sobre las mujeres se ejerce a través de los hombres. Xalpen ruge de ira en el interior de la tierra y envía a su esposo Soorte a la aldea, donde molestará a las mujeres perezosas y niños malcriados . Xalpen vuelve a rugir y los dolores de parto la desesperan al punto que puede matar a diestra y siniestra.

El recién nacido, Keternen, frágil y cubierto de plumas, es arrullado tiernamente por las mujeres del campamento. Xalpen se retira llena de temor ante la presencia de Kotaix, que recorre la aldea mortificando a los hombres, mujeres y niños. La gente lo aleja arrojándole bolas de arcilla mientras corre y se pierde en la noche.
Ahora, por fin, la aldea està tranquila y puede festejar con danzas y cantos. Ulen corre alrededor de la gente con sorprendente velocidad, mientras el torpe Kosmenk desciende a la tierra y espera inmóvil bajo la lluvia. Entonces el festejo se vuelve màs alegre y Tanu, espíritu barrigón y apacible, observará esta escena desde lejos, para luego desaparecer satisfecho y feliz.



Amanece en Tierra del Fuego y el cielo resplandece con el sol que apenas atraviesa las nubes. En el campamento, las hogueras se han convertido en cenizas. El fatídico viento de las historias se lleva lejos a los espíritus del Kloketen y los recuerdos que la memoria retiene frágilmente.