Dicen los creyentes que Dios apoya a sus seguidores, así como a los humanos pobres, desvalidos, en tragedia, pero muchos de sus hijos están sufriendo en este momento sin ningún alivio.

Dicen los creyentes que la existencia de Dios es obvia, pero éste se ha negado históricamente a dejar una prueba irrefutable que calle la boca de sus cuestionadores.

Dicen los creyentes que Dios es omnipresente, que se respira y se siente, pero su aroma está muy lejos de alcanzar todos los olfatos y a todos los seres humanos.

Tal vez el tal Dios exista, pero se niega a aparecer. No está en Gaza ni en Liberia ni entre las favelas brasileñas.

Tal vez hace bien en no dar la cara. La vergüenza es un sentimiento humano que perfectamente podría sentir el tal Dios. Después de todo, él inventó ese sentimiento.

En este momento, ese ser omnipoderoso y ominpresente ha de estar oculto en la galaxia z8_GND_5296, la más lejana que se conoce, o tal vez más lejos.

Le doy la razón: cuando un ejecutivo no logra sus objetivos debe ser despedido. Si eso llegase a ocurrir, otro dios ocuparía su puesto.

Esperemos que esto ocurra, porque el planeta Tierra necesita refrescarse.