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Tema: Voltaire, ironia anticlerical.

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  1. #1
    Fecha de Ingreso
    22-mayo-2012
    Ubicación
    No soy de aquì ni soy de allà.
    Mensajes
    6.010

    Predeterminado Voltaire, ironia anticlerical.

    Hola
    Queriendo aportar algo en el tema de “los fanaticos” recorde’ una frase de Voltaire, el cual combatia el fanatismo y la intolerancia:
    FANATISMO. Es el efecto de una conciencia falsa que somete la religión a los caprichos de la fantasía y al desorden de las pasiones.
    Luego pense que a algun ateo o agnostico podia interesarle el libro en si’.

    Uno de los libros que lei cuando era joven universitario fue “Diccionario filosofico” (Voltaire). Este me abrio’ un panorama completamente diferente en mi modo de pensar. Sorprendido por su simpleza y su ironia, que solo un gran pensador podia tener, logre’ entender que todo es muy humanamente sencillo si se desea comprender: la filosofia, la historia, la religion, la sociedad, todo.

    Creo que todos han tenido oportunidad de leer a Voltaire y haber disfrutado de la sutil ironia de sus escritos y su seriedad como historiador y filosofo. Si algun ateo o agnostico no ha tenido la oportunidad, le propongo el libro “Diccionario filosofico”. Es gratis y lo pueden descargar de aqui:
    http://biblio3.url.edu.gt/Libros/dic_fi.pdf

    Lo unico que es de considerar es que fue escrito en 1750 y que decir ciertas cosas contra la Iglesia y los curas podia costar la vida. Aun asi, no pudieron contra el.

    Para comenzar pondre’ algunos parrafos cualquiera de "Diccionario filosofico", hablandole ironicamente como religioso a los ateos:

    Ahora bien, ¿dónde está el Eterno geómetra? ¿Está en un sitio o en todos ellos sin ocupar espacio? No lo sé. ¿Dirige el universo con su propia sustancia? Tampoco lo sé. Lo único que sé es que debemos adorarle y ser justos.
    El ateísmo y el fanatismo son dos monstruos que pueden desgarrar y destruir la sociedad, pero el ateo, aunque persevere en su error, conserva siempre el juicio, que le corta las garras, mientras el fanático está atacado de una continua locura que afila las suyas.
    Supongamos, por ejemplo, que un físico del siglo XV lea en la Suma de santo Tomás estas palabras: «La virtud del cielo, en lugar del esperma, es suficiente con los elementos y la putrefacción para producir la generación de los animales imperfectos». He aquí las deducciones que de ese pensamiento hubiera sacado el físico: Si la podredumbre y los elementos bastan para producir animales informes, es de suponer que con algo más de podredumbre y poco más de calor podríamos obtener animales más completos. La virtud del cielo en este caso no es más que la virtud de la naturaleza. Creeré, pues, como Epicuro y santo Tomás, que los hombres pueden nacer del limo de la tierra y de los rayos del sol, y todavía ese origen es demasiado noble para seres tan desgraciados y perversos. ¿Porqué he de creer, pues, en un Dios creador que sólo me presentan formulando ideas contradictorias e irritantes? Por fortuna nació la física y con ella la filosofía, y entonces se supo a ciencia cierta que el limo del Nilo no es capaz de producir un insecto, ni una espiga de trigo, y hemos tenido que reconocer gérmenes, relaciones, medios y correspondencia asombrosa sobre todos los seres. Hemos estudiado los rayos de luz que parten del sol y van a iluminar esferas celestes y el anillo de Saturno a trescientos millones de leguas de distancia, para llegar a la Tierra y formar dos ángulos opuestos por el vértice en el ojo de un insecto reflejando la naturaleza en su retina. Nació luego un filósofo que descubrió las sencillas y sublimes leyes que rigen los cuerpos celestes girando en el abismo del espacio. Por tanto, al conocer mejor la obra admirable del universo hemos reconocido al Supremo arquitecto, y sus leyes uniformes y constantes nos han hecho reconocer un Supremo legislador. La sana filosofía destruyó, pues el ateísmo, al que la oscura teología daba armas.


    Saludos
    Última edición por Dorogoi; 01-ago.-2014 a las 01:56
    -
    He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto; es un intento de colonización del otro. (Saramago)

    No pretendo cambiar el mundo pero en el pedacito que me tocò pretendo hacer la diferencia.
    .
    Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
    ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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